Aplicaciones de la relajación
y del entrenamiento sugestivo de autocontrol en el tratamiento grupal de
las toxicomanías.
(Relaxation and suggestive self-control training in the treatment of
addictive behaviors.)
Guillermo Morales; Luis M. Gallego; Carmen
Prior.
GUILLERMO MORALES HOMAR
E-mail: guimopsi@correo.cop.es
LUIS MIGUEL GALLEGO SÁEZ
E-mal: luinchmi@correo.cop.es
PALABRAS CLAVE: Comportamientos adictivos, reducción de la ansiedad,
Entrenamiento Sugestivo de Autocontrol.
(KEYWORDS: Addictive behaviors, anxiety reduction, Suggestive Self-control
Training.)
Resumen
Este artículo trata de la aplicación de las técnicas
de Relajación y del Entrenamiento Sugestivo de Autocontrol (ESSA)
en terapia grupal, para facilitar el aprendizaje de estrategias de afrontamiento
del estrés, habilidades para el manejo de la ansiedad y herramientas
para el autocontrol, en el proceso de rehabilitación de las personas
con problemas de toxicomanías y sus familiares. El programa se ha
desarrollado para su aplicación en el entorno de los Equipos de
Atención a los Drogodependientes del Consell Insular de Mallorca
en los diferentes Centros Comarcales de Palma, Inca y Manacor. Las intervenciones
realizadas vienen a complementar otros niveles de atención individual,
grupal y familiar de las toxicomanías, y pretende incrementar la
probabilidad de comportamientos más adaptativos dentro de un tratamiento
integral de estas personas.
Abstract
The Relaxation and Suggestive Self-control Training (SST) is a treatment
approach of intervention in group therapy, in the maintenance stage of
behavior change for people with addictive behavior problems, that complement
other levels of treatment attention (individual, group and family) by the
Treatment Service for Addictions (Equipos de Atención a los Drogodependientes
- E.A.D.) of the Consell Insular de Mallorca - C.I.M. (Autonomic Council
of Majorca). The SST is a multi-component treatment proposal, a group of
procedures, that can be considered as a cognitive-behavioral technique
of psychotherapy, and integrates the theories of behavior learning and
communication, and the principles of hypnotic suggestions (Morales and
Gallego, 2000). The general objective outlined in the program is to teach
patients coping skills that permit to increase their abilities in the managing
of the stress and the anxiety, as well as to facilitate these persons the
attainment of a greater perception of self-control and increase their self-esteem
and enhancing self-efficacy. That is, to help maintain other treatment
gains and prevent relapse, as well as an improvement in their quality of
life.
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Introducción
Los Talleres de Relajación y Entrenamiento Sugestivo de Autocontrol
(ESSA) surgen como una estrategia de intervención de terapia grupal
para la rehabilitación de las personas con problemas de toxicomanías,
que viene a complementar otros niveles de atención individual, grupal
y familiar que se desarrollan en los Equipos de Atención a los Drogodependientes
(E.A.D.) del Consell Insular de Mallorca (C.I.M.). Estos talleres se iniciaron
en 1999 en los Centros Comarcales de Palma y Manacor (2 talleres), para
dar respuesta a la necesidad de tratamientos específicos para los
problemas observados de alta ansiedad, estrés y falta de autocontrol
en la población de personas alcohólicas y toxicómanas.
En el presente se año se han realizado talleres en Palma, Inca y
Manacor (3 talleres) al tiempo que se ha ampliado la posibilidad de tratamiento
a los familiares de los alcohólicos y toxicómanos.
El objetivo general planteado en el programa es el aprendizaje, por
parte de los usuarios de los E.A.D., de estrategias de afrontamiento que
permitan incrementar las habilidades en el manejo del estrés y la
ansiedad, así como facilitar a estas personas la consecución
de una mayor percepción de autocontrol e incremento de su autoestima,
que dé como resultado incrementar la probabilidad de comportamientos
más adaptativos y una mejora en su calidad de vida. |
Estado actual
y justificación
El fenómeno social del abuso y/o uso indebido de drogas constituye,
en nuestros días, uno de los problemas más importantes a
los que tienen que hacer frente nuestra Comunidad. La expansión
de la drogadicción, la problemática social que conlleva,
el incremento de los costes humanos y económicos asociados, han
hecho que se convierta en uno de los problemas de salud pública
más graves de la actualidad, no sólo por la problemática
que entraña en sí mismo, sino además por su relación
con otros problemas, como por ejemplo el SIDA y/o los accidentes de tráfico.
Los problemas causados por la dependencia de drogas no sólo afectan
al propio drogodependiente sino que por la constelación de elementos
psico-sociales que conforman las situaciones de dependencia, también
producen problemas a otras personas, especialmente a los familiares con
los que conviven e incluso a su círculo social y a su vecindad.
El acercamiento actual más heurístico a los comportamientos
adictivos es el de la perspectiva biopsicosocial, el cual asume que la
dependencia, a una o varias drogas, es una conducta que tiene varias causas,
es decir, se trata de una problemática multicausal. En este sentido
se considera una adicción como una pauta de conducta compleja que
se caracteriza por una serie de componentes biológicos, psicológicos,
sociológicos y conductuales.
Las conductas adictivas de mayor prevalencia en nuestra sociedad son
el abuso de alcohol (en aumento entre los adolescentes), el tabaco, la
heroína, la cocaína y las drogas recreativas o lúdicas,
otras sustancias psicoactivas, así como el juego patológico.
Estas conductas, susceptibles de emitirse de forma repetitiva, compulsiva
y/o abusiva, tienen una serie de propiedades comparables que las caracterizan,
de las que cabe destacar tres desde el punto de vista que nos ocupa:
a) El contraste afectivo. La sustancia y/o actividad tiende a producir
un estado afectivo inicial de euforia («estar colocado») que
disminuye con el mantenimiento de la adicción, en el que prevalece
un estado afectivo opuesto – disforia o malestar.
b) La capacidad de la sustancia y/o actividad de actuar como un eficaz
estímulo incondicionado pavloviano, produciéndose respuestas
condicionadas a las señales ambientales en las que tiene lugar el
desarrollo de la adicción.
c) La presencia de estados emocionales caracterizados por un intenso
nivel de activación general y los efectos del estrés y de
la ansiedad, que intervienen de forma negativa en el consumo abusivo de
sustancias y/o en la realización de actividades adictivas.
Por otra parte, con frecuencia los síntomas, trastornos psicológicos
y neuropsicológicos se encuentran enmascarados por el abuso de alcohol
u otras drogas, y es difícil dilucidar si los diagnósticos
observados son previos, coexistentes o secundarios. Los principales trastornos
psiquiátricos que coexisten con las adicciones son: la esquizofrenia,
los trastornos de ansiedad (trastorno de angustia-pánico, trastorno
obsesivo-compulsivo, etc.) los trastornos afectivos y el trastorno bipolar.
Finalmente, hay que mencionar las características y problemas
de personalidad del drogodependiente, que recogen diversos estudios, de
entre los que destacan: los problemas de baja autoestima, baja tolerancia
a la frustración, la conducta antisocial, la dureza emocional, la
necesidad de gratificación inmediata y sin posibilidad de control,
la motivación centrada en sí mismo, la inestabilidad emocional
con bruscas oscilaciones de ánimo, el escepticismo y hedonismo,
el egocentrismo, las motivaciones de huida de la realidad, el «pasotismo»,
el rechazo de la mayoría de valores sociales, la irritabilidad,
la depresión y la impulsividad (A. Vallés, 1996). |
La relajación
Actualmente la relajación, bien sea como técnica o procedimiento
de entrenamiento, con sus diversas variantes (Relajación Progresiva,
Entrenamiento Autógeno, etc.) o como estado emocional, es uno de
los conceptos más populares tanto en el ámbito técnico
de las Ciencias de la Salud, como en el acervo popular. Así, en
el campo de aplicación de la Psicología Clínica se
habla de la relajación como de “la aspirina conductual”, e incluso,
a veces, la relajación llega a tener connotaciones peyorativas debido
a su aplicación generalizada a distintos problemas comportamentales
(aplicación no siempre justificada), y a la interpretación
errónea de la relajación como estado de inactividad que está
reñida con valores imperantes de activación e hiperactividad.
Por otra parte, se puede observar la publicación de nuevos manuales
de relajación en el campo de la psicología (por ejemplo,
Suinn, 1993; Amutio, 1998; Bernstein, Borkovec y Hazzlett-Stevens, 2000),
así como capítulos específicos en diversas compilaciones
sobre psicoterapia, y abundantes artículos de investigación
en revistas especializadas. Por último, hay que mencionar los innumerables
libros y material audiovisual de autoayuda sobre la relajación y
sus aplicaciones, que muchas veces carecen de rigor, cuando no ofrecen
soluciones milagrosas, y que se pueden encontrar en casi todas las librerías
y comercios de grandes superficies.
Entre los métodos empleados en Psicología quizá
el más habitual en la modificación de conductas sea el denominado
Relajación Progresiva, sugerido inicialmente por Jacobson (1938)
y desarrollado después por otros autores (Wolpe, 1981; Bernstein
y Borkovec, 1983). Otras alternativas, como el Entrenamiento Autógeno
(Schultz y Luthe, 1959), las técnicas de yoga, la Hipnosis (Hammond,
1990); y distintos procedimientos de meditación han sido también
empleados con diversos objetivos.
En general, con independencia del método, el entrenamiento en
relajación se emplea prácticamente en todas aquellas situaciones
cuyo tratamiento requiere, o aconseja, la reducción de la activación
simpática del sistema neurovegetativo, de la tensión muscular
o del estado de alerta del organismo; encontrándose, entre las áreas
de aplicación más comunes, los distintos subtipos de ansiedad,
los efectos o trastornos asociados al estrés, los trastornos psicosomáticos,
el dolor crónico y el incremento en el rendimiento laboral e intelectual.
Cuando su aplicación está centrada en trastornos del comportamiento,
lo más común es que se las técnicas de relajación
se incluyan dentro de un paquete de tratamiento más amplio (tratamiento
multicomponente), o formando parte de otra técnica (por ejemplo,
en la Desensibilización Sistemática).
Llegados a este punto, parece adecuado presentar a estos compañeros
de viaje tan poco recomendables, y que tan mala prensa tienen, como son
la ansiedad y el estrés. La ansiedad puede ser definida como una
respuesta emocional, o patrón de respuestas, que engloba aspectos
cognitivos displacenteros, de tensión y aprensión; aspectos
fisiológicos, caracterizados por un alto grado de activación
del sistema nervioso autónomo y aspectos motores que suelen implicar
comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos. (Miguel-Tobal,
1990). Después de esta excelente definición lo único
que podemos tratar de hacer es reenmarcarla. Así, podemos darnos
cuenta de que la ansiedad consiste en diferentes partes componentes, y
que algunas de estas partes, a un nivel moderado, pueden ser bastante positivas;
consisten en la activación y el desafío, el interés
y la energía, esta clase de energía que activa para una actuación
determinada.
Son los niveles excesivos de ansiedad los que interfieren nuestro comportamiento
y rendimiento. Por su parte, lo que caracteriza a una situación
de estrés es el desequilibrio entre las demandas del organismo y
los recursos del individuo, desequilibrio que puede ser momentáneo
o mantenido (Holroyd y Lazarus, 1982). Desde el punto de vista cognitivo,
se considera el estrés como resultado de una evaluación de
daño/pérdida, de amenaza o de desafío que realiza
la persona (especialmente cuando la persona considera que no tiene recursos
para afrontar esta situación). En el primer caso, el sujeto evalúa
hechos consumados, en el segundo caso los anticipa y en el tercero, se
mueve entre la posibilidad de perder o ganar.
Desde el punto de vista teórico se ha identificado la tensión
y la relajación con el nivel psicofisiológico asumiendo que
los otros dos niveles (cognitivo y conductual) dependen directamente de
aquél. El exceso de activación en las funciones biológicas
del organismo - sistema cardiovascular, gastrointestinal, respiratorio,
etc.- podría constituir el mecanismo que relaciona el estrés
psicológico y los estados emocionales con el mayor riesgo de trastornos
orgánicos específicos - úlceras, hipertensión,
asma, etc.- tal como han puesto de manifiesto estudios clínicos
y epidemiológicos. Por consiguiente, si la activación fisiológica
constituye un mecanismo de riesgo, la respuesta de relajación en
cuanto proceso opuesto constituye necesariamente un mecanismo positivo
facilitador de salud (Vila y Fernández, 1985). |
Aquí se asume que la preponderancia,
o mayor incidencia, de la relajación en el cambio de uno o varios
de los factores indicados (cognitivo, psicofisiológico y motor)
puede resultar del tipo de técnica de relajación que se utilice
(R. Progresiva, R. por Evocación, E. Autógeno, etc.), junto
con las características y capacidades del sujeto y del terapeuta,
así como del contexto de aprendizaje (individual-grupo).
Por ejemplo, E. Jacobson describía la Relajación Progresiva
como una técnica de relajación muscular profunda la cual
no requiere ni imaginación, ni fuerza de voluntad, ni sugestión;
pretende ser una técnica fisiológica -relajación de
la musculatura esquelética- que conlleva automáticamente
una relajación del sistema autonómico vegetativo y del sistema
nervioso central. Por el contrario, el Entrenamiento Autógeno de
Shultz parte de la investigación sobre la hipnosis del psicólogo
O. Vogt, y plantea ejercicios estándar para el cuerpo, ejercicios
de meditación para la mente y ejercicios especiales dirigidos a
normalizar los problemas específicos (M. Davis, M. McKay y E. Eshelman,
1985).
Actualmente, y desde un punto de vista cognitivo-conductual, Smith (1992)
sostiene que la relajación es un proceso transaccional que implica
no sólo una respuesta fisiológica y/o cognitiva de alivio
de la tensión negativa y de la ansiedad. En este sentido, el fenómeno
de la relajación ha de considerarse, también, como un proceso
de renovación de los recursos internos personales (cognitivo-emocionales,
filosóficos) mediante el desarrollo de las habilidades específicas,
y mediante la adquisición de estructuras cognitivas, esto es, creencias
(pensamientos permanentes acerca de lo que es real), valores (reflejo de
lo que nosotros consideramos importante), y compromisos personales (cursos
de acción que hemos elegido seguir).
El modelo cognitivo-conductual se enmarca dentro de una perspectiva
que conceptualiza la relajación en términos de reducción
del nivel de activación fisiológica, habilidades de relajación
cognitivas, y suposiciones, actitudes, y filosofías conducentes
a la relajación. La relajación puede considerarse una técnica
de autocontrol. Desde el punto de vista transaccional, la relajación
es una forma de afrontamiento centrada en la emoción dirigida a
la reducción del estrés (Lazarus, 1991).
Como puede verse, la relajación es considerada como un proceso
educacional que implica la adquisición de una serie de habilidades
emocionales y su posterior generalización a todos los ámbitos
de la vida diaria. En este sentido, no se concibe la relajación
solamente como un medio para aliviar conductas negativas como el estrés,
la ansiedad o el dolor, sino que enfatiza también la importancia
de impulsar, desarrollar y renovar las propias potencialidades de las personas.
En la práctica, la manera más efectiva de enseñar
la relajación no es imponer un procedimiento único en todos
los sujetos, sino el diseño de una combinación de técnicas
apropiadas para cada individuo. Así, el entrenamiento en estas técnicas
ha de ser altamente individualizado para que la motivación del cliente
se potencie al máximo y aprenda la relajación de manera más
efectiva.
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Fundamentos
teóricos de la relajación
El Entrenamiento Sugestivo de Autocontrol (ESSA) es una propuesta de tratamiento
multicomponente que, en su conjunto, puede considerarse una técnica
terapéutica psicológica cognitivo-conductual de aprendizaje,
adjunta a la psicoterapia, que parte de la teoría del aprendizaje,
de la comunicación, y de los principios hipnosugestivos. Su utilización
esta ligada a la práctica de la relajación (aunque se puede
utilizar con independencia de ésta) y a los ejercicios con las imágenes
mentales (imaginación y visualización).
Pretende facilitar que las personas adquieran estrategias y herramientas
de cambio conductual, bien sea para el afrontamiento de situaciones y la
reducción del malestar psicológico, como en el caso de trastornos
de ansiedad, problemas relacionados con el abuso de sustancias, o de la
conducta alimentaria, así como para la el incremento de comportamientos
como en la mejora del rendimiento o en el incremento de la autoestima (Morales
y Gallego, 2000).
El entrenamiento y práctica de relajación activa propuesta,
y del entrenamiento auto-sugestivo, presentan una serie de ventajas sobre
otras técnicas de existentes. Así comprobamos que, desde
el punto de vista de la relajación, se trata de un método
eficiente debido al poco tiempo que requiere el procedimiento para su aplicación
y a la rapidez en el aprendizaje (desde la primera sesión los sujetos
experimentan sensaciones de relajación a un nivel significativo);
el entrenamiento se puede generalizar a diversas poblaciones (se ha entrenado
con éxito a diferentes grupos de población: profesionales
del ámbito de la Psicología y de la Educación, población
clínica en general, geriátrica, escolar juvenil, psiquiátrica
y personas con problemas de drogodependencias).
La aplicación de las habilidades adquiridas por parte de los
sujetos presenta, también, una fácil generalización
a diversas situaciones, ello se debe a que su práctica no requiere
de ninguna postura física no habitual o de condiciones ambientales
especiales (se puede practicar sentado, derecho o tumbado, incluso realizando
alguna actividad). Puede servir de ejemplo, la experiencia realizada en
un taller de relajación, con una población geriátrica
de más 30 personas (incluido el director del Centro, el médico
y personal sanitario) en una plaza de esta ciudad y en pleno día:
todas estas personas informaron haber conseguido relajarse plenamente y
en un corto período de tiempo (alrededor de 15 minutos).
Así, el descubrimiento por parte del paciente de que puede ejercer
un cierto control sobre las experiencias de su cuerpo y sus estados emocionales,
permiten un paso importante de cara a la recuperación de la sensación
de autocontrol. Una parte fundamental del tratamiento es el entrenamiento
en las técnicas de la auto-relajación, que permiten su práctica
diaria en el ambiente habitual de las personas. Además, se condicionan
respuestas voluntarias de los sujetos para que sirvan como instigadores
para recuperar, o evocar, rápidamente las sensaciones de relajación
cuando el sujeto las necesite.
Por otra parte, estas técnicas no son sólo compatibles,
sino muchas veces componentes y/o catalizadoras de otros procedimientos
de intervención. Por ejemplo, en la caso de la Desensibilización
Sistemática (Wolpe, 1981), procedimiento que facilita el proceso
de descondicionamiento de la ansiedad, mediante la percepción vívida
de las situaciones a descondicionar; o la aplicación de la Inundación
en la Imaginación, en cual desde un estado relajado, se facilita
la imaginación vívida de los estímulos asociados con
la situación temida, además de la riqueza de las sensaciones
somáticas provocadas.
Se deben mencionar también los métodos basados en el Condicionamiento
Encubierto (Cautela y Upper, 1983) como procedimientos basados en la imaginación,
que modifican la frecuencia de las respuestas, mediante la manipulación
de sus consecuencias. Estas técnicas se basan en los supuestos de
la homogeneidad e interacción entre las conductas observables y
encubiertas y en las leyes del aprendizaje comunes a ambas. Así,
se pueden aplicar la Aserción Encubierta que ayuda a reducir la
ansiedad emocional a través del desarrollo de dos habilidades separadas:
La interrupción del pensamiento y la sustitución del pensamiento.
Por otra parte también se puede entrenar en el Reforzamiento Encubierto,
como método para enfrentarse a las situaciones que previamente se
evitaban por temor y la Sensibilización Encubierta por la asociación
vívida de estímulos negativos, sin embargo, deben mantenerse
las cautelas en cuanto al uso de los estímulos negativos (McKay,
Davis y Fanning, 1985).
Otra de las posibilidades del ESSA es que el sujeto asocie a estímulos
próximos y significativos de su entorno, como pueden ser algunas
palabras (nombres comunes y propios) o conceptos, y sea capaz de evocar
mediante ellos, sensaciones, emociones, imágenes, pensamientos y/o
respuestas motoras adaptativas. Se trata, por tanto, de un proceso de aprendizaje
de adquisición rápida, económico y efectivo.
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