Interpsiquis 2002
1 - 28 Febrero 2002 
www.psiquiatria.com/congreso
congreso@psiquiatria.com

[ interpsiquis 2002 ] [ Adicciones ]
Aplicaciones de la relajación y del entrenamiento sugestivo de autocontrol en el tratamiento grupal de las toxicomanías.

(Relaxation and suggestive self-control training in the treatment of addictive behaviors.)

Guillermo Morales; Luis M. Gallego; Carmen Prior.

GUILLERMO MORALES HOMAR
E-mail: guimopsi@correo.cop.es

LUIS MIGUEL GALLEGO SÁEZ
E-mal: luinchmi@correo.cop.es

PALABRAS CLAVE: Comportamientos adictivos, reducción de la ansiedad, Entrenamiento Sugestivo de Autocontrol.

(KEYWORDS: Addictive behaviors, anxiety reduction, Suggestive Self-control Training.)
 
 

Resumen

Este artículo trata de la aplicación de las técnicas de Relajación y del Entrenamiento Sugestivo de Autocontrol (ESSA) en terapia grupal, para facilitar el aprendizaje de estrategias de afrontamiento del estrés, habilidades para el manejo de la ansiedad y herramientas para el autocontrol, en el proceso de rehabilitación de las personas con problemas de toxicomanías y sus familiares. El programa se ha desarrollado para su aplicación en el entorno de los Equipos de Atención a los Drogodependientes del Consell Insular de Mallorca en los diferentes Centros Comarcales de Palma, Inca y Manacor. Las intervenciones realizadas vienen a complementar otros niveles de atención individual, grupal y familiar de las toxicomanías, y pretende incrementar la probabilidad de comportamientos más adaptativos dentro de un tratamiento integral de estas personas.

Abstract

The Relaxation and Suggestive Self-control Training (SST) is a treatment approach of intervention in group therapy, in the maintenance stage of behavior change for people with addictive behavior problems, that complement other levels of treatment attention (individual, group and family) by the Treatment Service for Addictions (Equipos de Atención a los Drogodependientes - E.A.D.) of the Consell Insular de Mallorca - C.I.M. (Autonomic Council of Majorca). The SST is a multi-component treatment proposal, a group of procedures, that can be considered as a cognitive-behavioral technique of psychotherapy, and integrates the theories of behavior learning and communication, and the principles of hypnotic suggestions (Morales and Gallego, 2000). The general objective outlined in the program is to teach patients coping skills that permit to increase their abilities in the managing of the stress and the anxiety, as well as to facilitate these persons the attainment of a greater perception of self-control and increase their self-esteem and enhancing self-efficacy. That is, to help maintain other treatment gains and prevent relapse, as well as an improvement in their quality of life.


Introducción

Los Talleres de Relajación y Entrenamiento Sugestivo de Autocontrol (ESSA) surgen como una estrategia de intervención de terapia grupal para la rehabilitación de las personas con problemas de toxicomanías, que viene a complementar otros niveles de atención individual, grupal y familiar que se desarrollan en los Equipos de Atención a los Drogodependientes (E.A.D.) del Consell Insular de Mallorca (C.I.M.). Estos talleres se iniciaron en 1999 en los Centros Comarcales de Palma y Manacor (2 talleres), para dar respuesta a la necesidad de tratamientos específicos para los problemas observados de alta ansiedad, estrés y falta de autocontrol en la población de personas alcohólicas y toxicómanas. En el presente se año se han realizado talleres en Palma, Inca y Manacor (3 talleres) al tiempo que se ha ampliado la posibilidad de tratamiento a los familiares de los alcohólicos y toxicómanos.

El objetivo general planteado en el programa es el aprendizaje, por parte de los usuarios de los E.A.D., de estrategias de afrontamiento que permitan incrementar las habilidades en el manejo del estrés y la ansiedad, así como facilitar a estas personas la consecución de una mayor percepción de autocontrol e incremento de su autoestima, que dé como resultado incrementar la probabilidad de comportamientos más adaptativos y una mejora en su calidad de vida.

Estado actual y justificación
El fenómeno social del abuso y/o uso indebido de drogas constituye, en nuestros días, uno de los problemas más importantes a los que tienen que hacer frente nuestra Comunidad. La expansión de la drogadicción, la problemática social que conlleva, el incremento de los costes humanos y económicos asociados, han hecho que se convierta en uno de los problemas de salud pública más graves de la actualidad, no sólo por la problemática que entraña en sí mismo, sino además por su relación con otros problemas, como por ejemplo el SIDA y/o los accidentes de tráfico. Los problemas causados por la dependencia de drogas no sólo afectan al propio drogodependiente sino que por la constelación de elementos psico-sociales que conforman las situaciones de dependencia, también producen problemas a otras personas, especialmente a los familiares con los que conviven e incluso a su círculo social y a su vecindad. 

El acercamiento actual más heurístico a los comportamientos adictivos es el de la perspectiva biopsicosocial, el cual asume que la dependencia, a una o varias drogas, es una conducta que tiene varias causas, es decir, se trata de una problemática multicausal. En este sentido se considera una adicción como una pauta de conducta compleja que se caracteriza por una serie de componentes biológicos, psicológicos, sociológicos y conductuales. 

Las conductas adictivas de mayor prevalencia en nuestra sociedad son el abuso de alcohol (en aumento entre los adolescentes), el tabaco, la heroína, la cocaína y las drogas recreativas o lúdicas, otras sustancias psicoactivas, así como el juego patológico. Estas conductas, susceptibles de emitirse de forma repetitiva, compulsiva y/o abusiva, tienen una serie de propiedades comparables que las caracterizan, de las que cabe destacar tres desde el punto de vista que nos ocupa: 
a) El contraste afectivo. La sustancia y/o actividad tiende a producir un estado afectivo inicial de euforia («estar colocado») que disminuye con el mantenimiento de la adicción, en el que prevalece un estado afectivo opuesto – disforia o malestar. 

b) La capacidad de la sustancia y/o actividad de actuar como un eficaz estímulo incondicionado pavloviano, produciéndose respuestas condicionadas a las señales ambientales en las que tiene lugar el desarrollo de la adicción. 

c) La presencia de estados emocionales caracterizados por un intenso nivel de activación general y los efectos del estrés y de la ansiedad, que intervienen de forma negativa en el consumo abusivo de sustancias y/o en la realización de actividades adictivas.

Por otra parte, con frecuencia los síntomas, trastornos psicológicos y neuropsicológicos se encuentran enmascarados por el abuso de alcohol u otras drogas, y es difícil dilucidar si los diagnósticos observados son previos, coexistentes o secundarios. Los principales trastornos psiquiátricos que coexisten con las adicciones son: la esquizofrenia, los trastornos de ansiedad (trastorno de angustia-pánico, trastorno obsesivo-compulsivo, etc.) los trastornos afectivos y el trastorno bipolar. 

Finalmente, hay que mencionar las características y problemas de personalidad del drogodependiente, que recogen diversos estudios, de entre los que destacan: los problemas de baja autoestima, baja tolerancia a la frustración, la conducta antisocial, la dureza emocional, la necesidad de gratificación inmediata y sin posibilidad de control, la motivación centrada en sí mismo, la inestabilidad emocional con bruscas oscilaciones de ánimo, el escepticismo y hedonismo, el egocentrismo, las motivaciones de huida de la realidad, el «pasotismo», el rechazo de la mayoría de valores sociales, la irritabilidad, la depresión y la impulsividad (A. Vallés, 1996).

La relajación
Actualmente la relajación, bien sea como técnica o procedimiento de entrenamiento, con sus diversas variantes (Relajación Progresiva, Entrenamiento Autógeno, etc.) o como estado emocional, es uno de los conceptos más populares tanto en el ámbito técnico de las Ciencias de la Salud, como en el acervo popular. Así, en el campo de aplicación de la Psicología Clínica se habla de la relajación como de “la aspirina conductual”, e incluso, a veces, la relajación llega a tener connotaciones peyorativas debido a su aplicación generalizada a distintos problemas comportamentales (aplicación no siempre justificada), y a la interpretación errónea de la relajación como estado de inactividad que está reñida con valores imperantes de activación e hiperactividad. 

Por otra parte, se puede observar la publicación de nuevos manuales de relajación en el campo de la psicología (por ejemplo, Suinn, 1993; Amutio, 1998; Bernstein, Borkovec y Hazzlett-Stevens, 2000), así como capítulos específicos en diversas compilaciones sobre psicoterapia, y abundantes artículos de investigación en revistas especializadas. Por último, hay que mencionar los innumerables libros y material audiovisual de autoayuda sobre la relajación y sus aplicaciones, que muchas veces carecen de rigor, cuando no ofrecen soluciones milagrosas, y que se pueden encontrar en casi todas las librerías y comercios de grandes superficies. 

Entre los métodos empleados en Psicología quizá el más habitual en la modificación de conductas sea el denominado Relajación Progresiva, sugerido inicialmente por Jacobson (1938) y desarrollado después por otros autores (Wolpe, 1981; Bernstein y Borkovec, 1983). Otras alternativas, como el Entrenamiento Autógeno (Schultz y Luthe, 1959), las técnicas de yoga, la Hipnosis (Hammond, 1990); y distintos procedimientos de meditación han sido también empleados con diversos objetivos.

En general, con independencia del método, el entrenamiento en relajación se emplea prácticamente en todas aquellas situaciones cuyo tratamiento requiere, o aconseja, la reducción de la activación simpática del sistema neurovegetativo, de la tensión muscular o del estado de alerta del organismo; encontrándose, entre las áreas de aplicación más comunes, los distintos subtipos de ansiedad, los efectos o trastornos asociados al estrés, los trastornos psicosomáticos, el dolor crónico y el incremento en el rendimiento laboral e intelectual. Cuando su aplicación está centrada en trastornos del comportamiento, lo más común es que se las técnicas de relajación se incluyan dentro de un paquete de tratamiento más amplio (tratamiento multicomponente), o formando parte de otra técnica (por ejemplo, en la Desensibilización Sistemática).

Llegados a este punto, parece adecuado presentar a estos compañeros de viaje tan poco recomendables, y que tan mala prensa tienen, como son la ansiedad y el estrés. La ansiedad puede ser definida como una respuesta emocional, o patrón de respuestas, que engloba aspectos cognitivos displacenteros, de tensión y aprensión; aspectos fisiológicos, caracterizados por un alto grado de activación del sistema nervioso autónomo y aspectos motores que suelen implicar comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos. (Miguel-Tobal, 1990). Después de esta excelente definición lo único que podemos tratar de hacer es reenmarcarla. Así, podemos darnos cuenta de que la ansiedad consiste en diferentes partes componentes, y que algunas de estas partes, a un nivel moderado, pueden ser bastante positivas; consisten en la activación y el desafío, el interés y la energía, esta clase de energía que activa para una actuación determinada. 

Son los niveles excesivos de ansiedad los que interfieren nuestro comportamiento y rendimiento. Por su parte, lo que caracteriza a una situación de estrés es el desequilibrio entre las demandas del organismo y los recursos del individuo, desequilibrio que puede ser momentáneo o mantenido (Holroyd y Lazarus, 1982). Desde el punto de vista cognitivo, se considera el estrés como resultado de una evaluación de daño/pérdida, de amenaza o de desafío que realiza la persona (especialmente cuando la persona considera que no tiene recursos para afrontar esta situación). En el primer caso, el sujeto evalúa hechos consumados, en el segundo caso los anticipa y en el tercero, se mueve entre la posibilidad de perder o ganar. 

Desde el punto de vista teórico se ha identificado la tensión y la relajación con el nivel psicofisiológico asumiendo que los otros dos niveles (cognitivo y conductual) dependen directamente de aquél. El exceso de activación en las funciones biológicas del organismo - sistema cardiovascular, gastrointestinal, respiratorio, etc.- podría constituir el mecanismo que relaciona el estrés psicológico y los estados emocionales con el mayor riesgo de trastornos orgánicos específicos - úlceras, hipertensión, asma, etc.- tal como han puesto de manifiesto estudios clínicos y epidemiológicos. Por consiguiente, si la activación fisiológica constituye un mecanismo de riesgo, la respuesta de relajación en cuanto proceso opuesto constituye necesariamente un mecanismo positivo facilitador de salud (Vila y Fernández, 1985).

Aquí se asume que la preponderancia, o mayor incidencia, de la relajación en el cambio de uno o varios de los factores indicados (cognitivo, psicofisiológico y motor) puede resultar del tipo de técnica de relajación que se utilice (R. Progresiva, R. por Evocación, E. Autógeno, etc.), junto con las características y capacidades del sujeto y del terapeuta, así como del contexto de aprendizaje (individual-grupo). 
Por ejemplo, E. Jacobson describía la Relajación Progresiva como una técnica de relajación muscular profunda la cual no requiere ni imaginación, ni fuerza de voluntad, ni sugestión; pretende ser una técnica fisiológica -relajación de la musculatura esquelética- que conlleva automáticamente una relajación del sistema autonómico vegetativo y del sistema nervioso central. Por el contrario, el Entrenamiento Autógeno de Shultz parte de la investigación sobre la hipnosis del psicólogo O. Vogt, y plantea ejercicios estándar para el cuerpo, ejercicios de meditación para la mente y ejercicios especiales dirigidos a normalizar los problemas específicos (M. Davis, M. McKay y E. Eshelman, 1985).

Actualmente, y desde un punto de vista cognitivo-conductual, Smith (1992) sostiene que la relajación es un proceso transaccional que implica no sólo una respuesta fisiológica y/o cognitiva de alivio de la tensión negativa y de la ansiedad. En este sentido, el fenómeno de la relajación ha de considerarse, también, como un proceso de renovación de los recursos internos personales (cognitivo-emocionales, filosóficos) mediante el desarrollo de las habilidades específicas, y mediante la adquisición de estructuras cognitivas, esto es, creencias (pensamientos permanentes acerca de lo que es real), valores (reflejo de lo que nosotros consideramos importante), y compromisos personales (cursos de acción que hemos elegido seguir).

El modelo cognitivo-conductual se enmarca dentro de una perspectiva que conceptualiza la relajación en términos de reducción del nivel de activación fisiológica, habilidades de relajación cognitivas, y suposiciones, actitudes, y filosofías conducentes a la relajación. La relajación puede considerarse una técnica de autocontrol. Desde el punto de vista transaccional, la relajación es una forma de afrontamiento centrada en la emoción dirigida a la reducción del estrés (Lazarus, 1991).

Como puede verse, la relajación es considerada como un proceso educacional que implica la adquisición de una serie de habilidades emocionales y su posterior generalización a todos los ámbitos de la vida diaria. En este sentido, no se concibe la relajación solamente como un medio para aliviar conductas negativas como el estrés, la ansiedad o el dolor, sino que enfatiza también la importancia de impulsar, desarrollar y renovar las propias potencialidades de las personas.

En la práctica, la manera más efectiva de enseñar la relajación no es imponer un procedimiento único en todos los sujetos, sino el diseño de una combinación de técnicas apropiadas para cada individuo. Así, el entrenamiento en estas técnicas ha de ser altamente individualizado para que la motivación del cliente se potencie al máximo y aprenda la relajación de manera más efectiva.
 

Fundamentos teóricos de la relajación
El Entrenamiento Sugestivo de Autocontrol (ESSA) es una propuesta de tratamiento multicomponente que, en su conjunto, puede considerarse una técnica terapéutica psicológica cognitivo-conductual de aprendizaje, adjunta a la psicoterapia, que parte de la teoría del aprendizaje, de la comunicación, y de los principios hipnosugestivos. Su utilización esta ligada a la práctica de la relajación (aunque se puede utilizar con independencia de ésta) y a los ejercicios con las imágenes mentales (imaginación y visualización). 

Pretende facilitar que las personas adquieran estrategias y herramientas de cambio conductual, bien sea para el afrontamiento de situaciones y la reducción del malestar psicológico, como en el caso de trastornos de ansiedad, problemas relacionados con el abuso de sustancias, o de la conducta alimentaria, así como para la el incremento de comportamientos como en la mejora del rendimiento o en el incremento de la autoestima (Morales y Gallego, 2000).

El entrenamiento y práctica de relajación activa propuesta, y del entrenamiento auto-sugestivo, presentan una serie de ventajas sobre otras técnicas de existentes. Así comprobamos que, desde el punto de vista de la relajación, se trata de un método eficiente debido al poco tiempo que requiere el procedimiento para su aplicación y a la rapidez en el aprendizaje (desde la primera sesión los sujetos experimentan sensaciones de relajación a un nivel significativo); el entrenamiento se puede generalizar a diversas poblaciones (se ha entrenado con éxito a diferentes grupos de población: profesionales del ámbito de la Psicología y de la Educación, población clínica en general, geriátrica, escolar juvenil, psiquiátrica y personas con problemas de drogodependencias).

La aplicación de las habilidades adquiridas por parte de los sujetos presenta, también, una fácil generalización a diversas situaciones, ello se debe a que su práctica no requiere de ninguna postura física no habitual o de condiciones ambientales especiales (se puede practicar sentado, derecho o tumbado, incluso realizando alguna actividad). Puede servir de ejemplo, la experiencia realizada en un taller de relajación, con una población geriátrica de más 30 personas (incluido el director del Centro, el médico y personal sanitario) en una plaza de esta ciudad y en pleno día: todas estas personas informaron haber conseguido relajarse plenamente y en un corto período de tiempo (alrededor de 15 minutos).

Así, el descubrimiento por parte del paciente de que puede ejercer un cierto control sobre las experiencias de su cuerpo y sus estados emocionales, permiten un paso importante de cara a la recuperación de la sensación de autocontrol. Una parte fundamental del tratamiento es el entrenamiento en las técnicas de la auto-relajación, que permiten su práctica diaria en el ambiente habitual de las personas. Además, se condicionan respuestas voluntarias de los sujetos para que sirvan como instigadores para recuperar, o evocar, rápidamente las sensaciones de relajación cuando el sujeto las necesite. 

Por otra parte, estas técnicas no son sólo compatibles, sino muchas veces componentes y/o catalizadoras de otros procedimientos de intervención. Por ejemplo, en la caso de la Desensibilización Sistemática (Wolpe, 1981), procedimiento que facilita el proceso de descondicionamiento de la ansiedad, mediante la percepción vívida de las situaciones a descondicionar; o la aplicación de la Inundación en la Imaginación, en cual desde un estado relajado, se facilita la imaginación vívida de los estímulos asociados con la situación temida, además de la riqueza de las sensaciones somáticas provocadas. 

Se deben mencionar también los métodos basados en el Condicionamiento Encubierto (Cautela y Upper, 1983) como procedimientos basados en la imaginación, que modifican la frecuencia de las respuestas, mediante la manipulación de sus consecuencias. Estas técnicas se basan en los supuestos de la homogeneidad e interacción entre las conductas observables y encubiertas y en las leyes del aprendizaje comunes a ambas. Así, se pueden aplicar la Aserción Encubierta que ayuda a reducir la ansiedad emocional a través del desarrollo de dos habilidades separadas: La interrupción del pensamiento y la sustitución del pensamiento. Por otra parte también se puede entrenar en el Reforzamiento Encubierto, como método para enfrentarse a las situaciones que previamente se evitaban por temor y la Sensibilización Encubierta por la asociación vívida de estímulos negativos, sin embargo, deben mantenerse las cautelas en cuanto al uso de los estímulos negativos (McKay, Davis y Fanning, 1985).

Otra de las posibilidades del ESSA es que el sujeto asocie a estímulos próximos y significativos de su entorno, como pueden ser algunas palabras (nombres comunes y propios) o conceptos, y sea capaz de evocar mediante ellos, sensaciones, emociones, imágenes, pensamientos y/o respuestas motoras adaptativas. Se trata, por tanto, de un proceso de aprendizaje de adquisición rápida, económico y efectivo.

Página 2



VOLVER A PRINCIPAL

Cronograma Interpsiquis 2001 Principio de página