Parejas en conflicto: Un nuevo recurso.  

 TERAPIA INDIVIDUAL DE AJUSTE DE PAREJAS

T.I.A.P.

 

 

 

Una nueva metodología  acaba de aparecer para mejorar las relaciones de pareja.

 

 

 ¿En qué consiste?

 

 

La Terapia Individual de Ajuste de Parejas es una reciente y eficaz herramienta para el tratamiento de los problemas relacionados con el ámbito de la vida en pareja, fruto de décadas de trabajo psicoterapéutico.

 

* Los supuestos en los que baso el enfoque de la T.I.A.P. son los siguientes:

 

1. Los conflictos de pareja como tales, no existen. Existen los problemas de cada persona como individuo.

 

2. Una pareja es la suma de dos individuos radicalmente diferentes, con una historia singular y única, con una familia, vínculos, ambiente, principios, valores, educación, experiencias y grandes o pequeños traumas, que dan lugar a dos personalidades forzosamente diferentes, por grande que sea el afecto y la atracción que hacia el otro se experimente.

 

3. Por tanto, los problemas no son de la pareja como tal, sino el producto de la movilización interna de conflictos pasados (de toda una vida) de cada uno de sus componentes al chocar con los del otro, y la consecuente eclosión que se produce al intentar compatibilizar la vida con una persona que aporta, igualmente, un bagaje de valores, pero también de aspectos carenciales, inmaduros, cuando no manifiestamente patológicos.

 

 

  
  • CARACTERÍSTICAS DE ESTA MODALIDAD TERAPÉUTICA

     

    A excepción de lo que ocurre en la entrevista inicial, en la Terapia Individual de Ajuste de Parejas, en vez de trabajar conjuntamente con los dos componentes de la pareja (como suele ser lo habitual en la mayoría de modalidades de terapia de pareja), la intervención se desarrolla de forma individualizada. Cada miembro de la pareja realizará una psicoterapia aparentemente individual, en días y horas distintos a los de su compañero.

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    * La característica práctica que define a este tipo de terapia consiste en que el terapeuta trabajará con un doble objetivo:

     

    1. El mayor autoconocimiento, madurez, desarrollo y asunción de recursos personales, aceptación de límites, y supresión de proyecciones e introyecciones de figuras relevantes.

    2. Paralelamente, al conocer el terapeuta los puntos fuertes y débiles de ambos componentes, puede potenciar la práctica de conductas que facilitarán en ambos:

     

 

  • El conocimiento de sí, el conocimiento del otro, el conocimiento de los otros. 

 

  • El descubrimiento de cómo se ha ido configurando la personalidad, a partir de las más antiguas experiencias afectivas y comunicacionales (contexto familiar y educativo).

 

  • La aceptación e integración en la realidad sustituyendo las fantasías y deseos infantiles y regresivos. 

 

  • La superación de las habituales cantidades de agresividad y resentimiento (tanto conscientes como inconscientes), fruto de una experiencia de vida común frustrada y frustrante. Sin este requisito sería estéril todo intento de recuperación.

 

  • La superación del narcisismo (con la consiguiente apertura al otro, a los otros y a la realidad).

 

  • El desarrollo de la tolerancia a la frustración (manifestación inequívoca de madurez psicoafectiva).

 

  • El convencimiento, no sólo intelectual, sino también afectivo-emocional, de la noción de "igualdad de valor".

 

  • Desde ahí, la instauración ( o restauración, según los casos) de una comunicación fluida, confiada y constante.

 

  • La desidealización de expectativas irreales también en lo físico y sexual, que tantos conflictos sexuales generan, y que no dejan de ser sino somatizaciones; es decir, la expresión a través del cuerpo (en este caso de los órganos sexuales o del ejercicio de una sexualidad gratificante) de conflictos emocionales o afectivos no resueltos.

     

 

 

  
  • ENCUADRE:

    Los miembros de la pareja no podrán comentar el contenido de las sesiones individuales en su vida privada o social, tal y como sucede en los componentes de cualquier psicoterapia de grupo. Sin embargo, los efectos de estas sesiones sí deben ser reconocidos tanto por uno mismo como por la pareja, para que se pueda considerar que la terapia ofrece resultados.

     

   

 
  • VENTAJAS:

    Un campo de avance individual que se ensambla, paralelamente, con el progreso del otro adelantando en el tiempo la posibilidad de que dichos avances individuales reviertan en su convivencia, en su comunicación verbal, afectiva y sexual.

    Este enriquecimiento paralelo y complementario permite que, desde las primeras sesiones, ambos miembros de la pareja empiecen a poder percibir importantes beneficios para la relación, tan sólo mediante la porción de empatía y conocimiento psicoafectivo del otro, obtenidos con frecuencia en tan solo dos o tres sesiones.

    El hecho de trabajar exclusivamente con el terapeuta, sin la presencia en la consulta del otro miembro, permite la libre expresión de opiniones, valoraciones y sentimientos, que, con el compañero delante, en ocasiones no sería posible a causa de la vergüenza, la pena o la agresividad.

    Son muchos los que, al trabajar con la metodología tradicional, no pasan de la primera sesión, o, como mucho, y con heroicos esfuerzos, soportan unas pocas sesiones, a todas luces insuficientes, abandonando el trabajo terapéutico con el agravante de haber vertido en las sesiones conjuntas opiniones y sentimientos que condicionarán el resto de su potencial convivencia.

     

 

  
  • REQUISITOS:

  1. Ø No padecer -uno o ambos componentes -patologías psíquicas de tal severidad que hagan imposible el proceso.

  • Ø Lo deseable, obviamente, es que la terapia se realice con el total convencimiento de su necesidad por ambas partes, así como con absoluta libertad interior, sin presiones, aún bienintencionadas, de ningún tipo.

  • Ø Absoluta consciencia, por ambas partes, de que no sólo el otro tiene problemas, carencias, defectos, traumas o conflictos no resueltos.

 

                                              Dr. V. Pablo Rodríguez

                                             Psicólogo Clínico. Psicosexólogo.

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