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  ¿Es real la realidad?.Por Guillermo Robledo.

“... Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿como transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca?...”
“...Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Por lo demás, el problema central es irresoluble: la enumeración, siquiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es...”
El Aleph. Jorge Luis Borges.

“... Y así, el inteligente constructor, partiendo de las figuras de las que cada una era un pedazo de mi mismo, construyó un juego tras otro, todos similares entre sí cuando se los contemplaba desde una cierta distancia; todos reconocibles como pertenecientes al mismo mundo, todos con el mismo origen y, sin embargo, cada uno completamente nuevo.”
El Lobo Estepario. Hermann Hesse.


Quiero contaros lo estimulante que me resultó descubrir que la realidad no era la realidad, a lo sumo era “mi realidad”. No fue fácil, muchas ideas fueron desechadas en el camino y dieron paso a otras que cada vez más ponían el énfasis en lo “relativo” de la concepción del mundo de cada uno de nosotros. Muchos autores han subrayado esta “relatividad” de los procesos perceptivos.

Varela y Maturana(1990) invitan al lector a suspender el hábito de la certidumbre, entendida esta como la solidez perceptual indisputada en la que las convicciones de cada cual prueban que las cosas sólo son de la manera en que cada uno las ve. Tras la demostración experimental de la existencia de puntos ciegos en el nivel perceptivo, que demuestran que “no vemos que no vemos”, proponen al lector una reflexión sobre el proceso de conocer “cómo conocemos”, invitándonos a darnos cuenta de que dichos puntos ciegos forman parte habitual de nuestro mundo cognoscitivo.

Hubert Cristian Ehalt, prologando a Watzlawick(1995) añade algunas consideraciones sobre el lenguaje que resaltan lo fragmentario de la realidad y la relatividad de las interpretaciones humanas:

“... La complicación es aún mayor cuando tomamos conciencia de la interpretación subjetiva e individual del acontecer social. Cada uno de nosotros, experimenta cada día en la vida privada y en la profesional que un acontecimiento en el que intervenimos con otros será visto e interpretado de forma distinta por cada uno de los coprotagonistas. Un intercambio de palabras entre dos o más personas encierra, debido a la polisemia de los términos y a las formas de expresión no verbal, tantos contenidos semánticos a veces divergentes que cabe la posibilidad de que , en un informe posterior, los participantes, con su mejor saber y entender, les atribuyan contenidos semánticos diversos....”

Pirandello, en su obra “Así es si así os parece”, juega con lo relativo de las percepciones de sus personajes, que van cambiando de opinión a lo largo de la obra a medida que se incorporan nuevos elementos de juicio. Uno de ellos ríe constantemente, al fondo de la escena, devolviendo a los demás lo ridículo de la rigidez y parcialidad de sus valoraciones.

El abordaje psicodramático ofrece un marco ideal para el trabajo de estos aspectos tanto por su riqueza técnica como por su sólido marco de referencia teórico. De todos estos elementos, sólo destacaré los que a mi juicio constituyen las piezas claves para el trabajo de las variables psicoemocionales en los mercados bursátiles:

· El valor fundamental de las "imágenes”, presentes en el todo el "corpus" teórico de J.G Rojas Bermúdez.
· Técnicas como “La inversión de roles” que nos permite contemplar desde dentro la realidad del otro y confrontarla con lo que nosotros pensábamos o veíamos desde fuera, pudiendo así comprender mejor la situación al experimentar la vivencia de dos roles contrapuestos o,
· La conceptualización y desarrollo metodológico de “El objeto intermediario”, muy ligada en su génesis al “Esquema de roles” , que tan fértil ha resultado en el tratamiento de las problemas graves de comunicación.

De todos estos elementos, me gustaría detenerme en la técnica de la construcción de imágenes tanto por ser un elemento innovador (incorporado por Rojas Bermúdez al trabajo terapéutico) como por representar, según mi opinión, una de las piezas fundamentales en las que puede descansar la superación de la fragmentación de la realidad a la que hacíamos referencia al principio.

La imagen tiende a integrarse (aunque deberíamos decir que, de por si, es ya integradora) en el conjunto de la vida psíquica, reproduciendo, de alguna manera, todas la experiencias más o menos conscientes, como si fuese un mundo reducido. Es algo así como un esfera de cristal donde se concentra nuestra realidad como globalidad.

Jorge Luis Borges, recrea en “El Aleph” una de las más bellas descripciones del hecho al que nos referimos:

“En ese instante gigantesco, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es..”

La imagen, constituye una representación que tiende a asociarse con otros contenidos representativos siguiendo un movimiento sintético-analógico. Es esta dinámica de la imagen la que provoca su relación con otras imágenes por vía de la semejanza analógica.
Los racionalistas, siempre han reprochado estas “subjetividades” a la imagen, pero son precisamente los elementos de indefinición, de correlación no científicamente verificable los que favorecen los factores de sugerencia. Así, las imágenes constituyen senderos por los que encontrar la inspiración y la recreación en los ambientes oníricos sugeridos por las imágenes, facilita la emergencia de los contenidos inconscientes.

J.García Font, describe así la capacidad desveladora de la imagen:

“... Hay una luz que brota de lo oscuro, cuyos resplandores se reflejan en ese espejo que es la conciencia para advertir al sujeto aspectos desconocidos de su propia realidad...”

Por otra parte, la fuerza analógica de la imagen la convierte en una magnífica posibilidad para bucear por el universo de los arquetipos.
Lo realmente fascinante de la imagen es que, siendo un producto generado por una síntesis del propio sujeto, llega mucho más allá de su posible traducción a términos concretos. Cabe la posibilidad de acercarse a los aspectos más significativos -por alusión u omisión- pero este acercamiento no será más que eso, una aproximación, porque como dice M.Eliade(1992):

“...las imágenes son multivalentes por su propia estructura. Si el espíritu se vale de las imágenes para aprehender la realidad última de las cosas, es precisamente porque esta realidad se manifiesta de modo contradictorio y , por consiguiente, no puede expresarse en conceptos...”

Otro de los elementos objetivizantes de la realidad al que antes hacíamos referencia es la complementación de la palabra (a cuyas carencias en el plano del “sentido” hemos aludido en varias ocasiones), con otros elementos referenciales como el cuerpo y el movimiento que actúan como cómplices añadidos y esencialmente objetivadores de los contenidos verbalizados.

En palabras de Jaime G. Rojas Bermúdez(1984):

“...A diferencia de las psicoterapias puramente verbales, el psicodrama hace intervenir manifiestamente el cuerpo en sus variadas expresiones e interacciones con otros cuerpos. Esta intervención corporal involucra el compromiso total con lo que se realiza, compromiso que resulta fundamental para la terapia y, por ende, para la comunicación con sus semejantes. En el psicodrama no se deja de lado lo verbal, sino que, por el contrario, se jerarquizan las palabras al incluirlas en un contexto más amplio, como es el de los actos...”
“... Desde el punto de vista psicoterapéutico, esta participación corporal ha demostrado fehacientemente ser un valioso método para evidenciar las defensas conscientes e inconscientes del paciente, así como sus conductas y cuadros patológicos...”.

BIBLIOGRAFIA:

(1) Rojas Bermúdez, J.G: ¿Qué es el Psicodrama?. Ed. Celsius. Buenos Aires. 1984
(2) Moreno, J.L: "Psicodrama". Hormé. Buenos Aires. 1978
(3) Varela, F. y Maturana, H. “El arbol del conocimiento”. Debate. Madrid. 1990.
(4) Watzlawick, P. “El sinsentido del sentido o el sentido del sinsentido”. Herder. Barcelona. 1995.
(5) Borges, J.L. “Narraciones”. Salvat. Navarra. 1982.
(6) García Font, J. “La magia de la imagen”. Mra editores. Barcelona. 1995.
(7) Eliade, M. “Imágenes y símbolos”. Taurus humanidades. Madrid. 1992.

© Guillermo Robledo - 2003

 

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