Se presentan como enemigos.
Luego se sientan, frente a frente,
y juegan
en la misma mesa
con gran variedad de figuras,
siguiendo reglas complicadas,
jugada por jugada
El mismo juego real.

Ambos sacrifican diferentes ventajas
a su juego,
y, con atención, se mantienen alerta,
hasta que el movimiento termina.

¡No va más!
La partida está acabada.

(Alguien grita al fondo de la sala)

Después cambian de lado
de color,
y el mismo juego comienza...

Una partida más...

Pero el que largamente juega,
y muchas veces gana,
y muchas veces pierde,
en ambos lados se convierte...

En maestro.

(Adaptado de un relato de Gunthard Weber por Guillermo Robledo. 2005)