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Entre el Miedo y la Esperanza (I). Por Guillermo Robledo. | |||
Desde los primeros trabajos de Watson (1920) sobre
la adquisición y eliminación de los
miedos infantiles, la investigación experimental
en este campo ha considerado la ansiedad como una
respuesta emocional compleja susceptible de ser condicionada
y modificada de acuerdo con los principios del aprendizaje. En los últimos años esta concepción
de la ansiedad y el miedo han cambiado sustancialmente.
Aunque continúa aceptándose la importancia
del condicionamiento clásico, éste ya
no es conceptualizado como un mecanismo de asociación
automática por contigüidad temporal entre
un estímulo y una respuesta sino como todo
un proceso de percepción de una relación
predictiva -contingencia- entre el estímulo
condicionado -EC- y el estímulo incondicionado
-EI-. Desde esta nueva perspectiva el condicionamiento
clásico lo que hace es proporcionar información
sobre la PROBABILIDAD de ocurrencia de un hecho importante
a partir de ciertos INDICIOS situacionales. El tiempo ha ido haciendo cada vez más evidente
la insuficiencia de los modelos explicativos que no
toman en consideración los componentes cognitivos
y subjetivos de la conducta emocional. La incorporación
de estos elementos ha posibilitado el florecimiento
de nuevas técnicas -dentro del paradigma de
modificación de conducta- de reducción
de la ansiedad dirigidas a la modificación
de tales componentes: reestructuración cognitiva,
reestructuración semántica, inoculación
de stress... La consecuencia más importante de todos estos
desarrollos ha sido el progresivo abandono de la concepción
de la ansiedad o el miedo como un fenómeno
unitario en el que los componentes fisiológicos
y conductuales están perfectamente acoplados
e integrados guardando entre sí una relación
unívoca de causalidad. Esta idea está
siendo sustituida por una concepción multidimensional
según la cual la ansiedad estaría compuesta,
al menos, por tres sistemas que pueden actuar de forma
independiente: conducta motora, reactividad fisiológica
y cambios subjetivo-cognitivos. La conclusión es que no sólo podemos incidir positivamente en la modificación de conductas de ansiedad y miedo sino que además podemos hacerlo desde distintas perspectivas, usando técnicas de lo más diverso y con una única limitación, su efectividad y adaptabilidad al cliente. ©Guillermo Robledo. - 2004 - www.bolsaber.com - www.psicobolsa.com
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