|
12/febrero/2001
Hoy os quiero comentar que ha sido un día tranquilo. He podido leer la carta de una persona que viene a mi consulta y que pronto va a ingresar en un centro para desintoxicarse de su dependencia del alcohol.
Me ha remitido un libro que aún no he podido leer: ¿Quién se ha llevad mi queso?
Esta persona me escribe una carta cariñosa, entrañable. En ella me cuenta que espera encontrar en ese centro experiencias que le servirán para toda la vida. Yo espero que así sea. Reconoce que le da un poco de miedo lanzarse a algo desconocido; pero se da cuenta que necesita este cambio en su vida.
También esta mañana, ha venido a visitarme otro chico al que atiendo en la consulta. Se ha integrado a uno de los grupos de APREJA. Piensa que las personas que están en ese grupo son muy diferentes a él. Me dice que se ve muy vergonzoso, echa de menos una compañía en su vida. Tiene 32 años y debe aprender a relacionarse como un adulto. Ha vivido en un centro desde muy pequeño; ahora comparte piso en alquiler con un compañero. Tiene que afrontar una multa judicial importante para su economía y deudas atrasadas. Ve muy cercano un horizonte intranquilo y lleno de deudas ante si. Estoy seguro que conseguirá aprender a administrarse. v
|
|
