Toda intervención psicológica rigurosamente controlada debe basarse en una evaluación previa que permita detectar los problemas y que genere un orden de prioridades de cara a la intervención posterior.
Nuestro trabajo podría ser infructuoso si como psicólogos del deporte no nos preocupásemos previamente de evaluar y valorar correctamente, extraer ciertas conclusiones y establecer con el cliente unas prioridades y objetivos a corto, medio y largo plazo.
Durante la evaluación es usual que nuestro equipo utilice la entrevista, la observación (in vivo, video, etc.), cuestionarios u otras fuentes de información, dependiendo del objetivo de la evaluación.