EL ESTRES
 

1.  ¿qué es el estrés
2.  Indicadores de estrés
3.  Cómo prevenir los efectos negativos del estrés
4.  Estrés y salud
5.  Ideas erróneas sobre el estrés
6.  Algunos libros
7.  Sitios en Internet.
 

1.  ¿Qué es el estrés?

Podemos considerar al estrés como el proceso que se pone en marcha cuando una persona percibe una situación o acontecimiento como amenazante o desbordante de sus recursos. A menudo los hechos que lo ponen en marcha son los que están relacionados con cambios, exigen del individuo un sobreesfuerzo y por tanto ponen en peligro su bienestar personal.

La popularidad que ha alcanzado el tema del estrés, si bien pone de manifiesto la preocupación que suscita hoy en día, también ha llevado a cierta confusión del concepto y a un exceso en su patologización.

 El estrés no siempre tiene consecuencias negativas, en ocasiones su presencia representa una excelente oportunidad para poner en marcha nuevos recursos personales, fortaleciendo así la autoestima e incrementando las posibilidades de éxito en ocasiones futuras.

¿De Qué depende la aparición del estado subjetivo de malestar o distrés?
Un mismo hecho no resulta igual de estresante para todas las personas, ni siquiera en todas las circunstancias o momentos de la vida para el mismo sujeto. varios son los factores que lo determinarán:

- La forma de evaluar el suceso y/o las capacidades para hacerle frente: mientras alguien, por ejemplo puede considerar un ascenso laboral como una amenaza, para otro puede suponer un reto personal.
- La manera de hacer frente a las dificultades: negar el problema, aplazarlo o poner en marcha conductas de autocontrol, por citar sólo algunas, conlleva distintas consecuencias en la percepción del estrés.
- Características personales: las personas tenemos diferentes estilos de reaccionar ante las circunstancias que demandan un esfuerzo de nuestra parte, son rasgos que si bien no pueden considerarse como definitivos, sí es cierto que se van consolidando con la acumulación de experiencias, como por ejemplo la emotividad o la reactividad al estrés. La tensión o el nerviosismo son variables individuales, tanto en su percepción como en sus consecuencias.
- Apoyo social: el número y calidad de relaciones que el individuo mantiene puede servir como amortiguadores o amplificadores de los acontecimientos potencialmente estresantes, así como la  habilidad para pedir consejo o ayuda.

Si bien el ambiente físico puede ser un generador de estrés, es en el social donde se dan la gran mayoría de las situaciones que lo provocan. Mientras algunos autores han considerado los cambios vitales, pérdidas de personas o relaciones importantes, nueva situación laboral o nacimiento de un hijo, por poner unos ejemplos, como los desencadenantes del estrés,  otros señalan que los acontecimientos diarios, pequeñas contrariedades, al ser más frecuentes y próximos a la persona pueden alterar en mayor medida la salud. Es posible, que ambos tipos se relacione y determinen de forma mutua.

2. Indicadores de estrés.

Los indicadores o respuestas de estrés son los que en definitiva nos permiten determinar que éste existe, podemos distinguir los Neuroendocrinos, los psicofisiológicos y los psicológicos.

Ante estímulos amenazantes, particularmente si éstos son de naturaleza emocional, el organismo reacciona a través de diferentes sistemas neuroendocrinos, así se prepara para la lucha o la huida de la amenaza. Esta reacción que en principio es adaptativa y natural, tendrá unas consecuencias tremendamente negativas para la salud cuando se presente con demasiada frecuencia o simplemente dicha preparación y el exceso de energía que supone no son necesarios.

Las respuestas psicofisiológicas, en general son de tipo involuntario, como las anteriores, y algunas de ellas son el aumento de la tasa cardíaca, la presión sanguínea o la actividad respiratoria.

Además de la activación o inhibición de mecanismos fisiológicos y bioquímicos, es importante el número de reacciones psicológicas asociadas al estrés.
Existen las emocionales, somáticas, cognitivas y comportamentales.

 Las primeras son las más importantes, al punto que muchas veces se ha confundido el estrés con las emociones concretas que lo acompañan. Los indicadores emocionales están muy relacionados con los somáticos y con frecuencia son unos causa de los otros o viceversa. Las emociones asociadas al
estrés son las negativas, ansiedad, depresión, ira, etc. y estados de ánimo como la impaciencia, la frustración, etc. Los indicadores somáticos son percibidos por los sujetos y expresados como quejas, siendo los más habituales la fatiga, el insomnio, el temblor, y dolores de distinto tipo. Muchos de estos aspectos somáticos no son más que los componentes de la reacción emocional, por ejemplo en el caso de la ansiedad. Parece que la ansiedad se relaciona más con un estado de estrés temporal y la depresión con uno crónico.

 Los indicadores cognitivos y comportamentales pueden convertirse en formas de afrontar el estrés más o menos eficaces. Entre los primeros destacan, como más habituales, la indecisión, actividad mental acelerada, pérdida del sentido del humor, la memoria, etc. Entre los comportamentales estados de nerviosismo diversos como morderse las uñas o no poderse estar quieto, trastornos alimenticios, fumar, etc.

3. ¿Cómo prevenir los efectos negativos del estrés

El estrés es necesario, es la fuerza que nos ayuda a avanzar en nuestra vida. La clave entonces consiste en aprovechar la fuerza que proporciona la activación psicofisiológica que
surge al encontrarnos ante situaciones que demandan nuestro esfuerzo, así como saber detectar cuando este estado se repite con demasiada frecuencia y de manera inútil, poniendo en peligro el bienestar y la salud.

En ocasiones es necesario revisar la forma como se está evaluando la situación. Hay algunas personas, o momentos en nuestra vida, en que cualquier situación o asunto lo percibimos como amenazante, dejando de actuar y perpetuando el problema. En otras se vive como desafío o reto, un hecho que si lo analizásemos más ampliamente o desde otro punto de vista nos daríamos cuenta que el derroche de energía que empleamos en su resolución no es necesario.

Algunas estrategias como la resolución de problemas o la toma de decisiones se hacen necesarias cuando el actuar ciertas el cambio de una situación o problema. Sin embargo en otras ocasiones, por ejemplo pérdidas de seres queridos o finalización de relaciones importantes los esfuerzos se deben encaminar a amortiguar o cambiar el estado emocional o el malestar fisiológico. En estos casos realizar actividades placenteras, pasear o hacer deporte, mantener relaciones gratificantes o aprender y poner en práctica ejercicios de relajación, son algunas soluciones eficaces.

Existen determinadas características que parecen proteger del estrés. Las personas que las poseen suelen tender a comprometerse con lo que hacen y creen que los resultados en gran medida dependen de sus acciones. Reconocen y confían en sus valores, metas y prioridades y aprecian su propia capacidad. Su sistema de creencias minimiza la sensación de amenaza ante ciertos acontecimientos y ante otros consideran que el desafío es una oportunidad para el crecimiento personal. Son flexibles y toleran la ambigüedad, jugando un papel importante en su comportamiento la propia responsabilidad. Las creencias existenciales son fundamentales a la hora de que el sujeto atribuya significados y sobre todo
para mantener las esperanzas en situaciones difíciles.

4. Estrés y salud.

Las relaciones existentes entre el estrés y la salud se vienen desarrollando desde hace mucho tiempo, por considerar que son investigaciones necesarias y fructíferas. Estas relaciones en ocasiones han estado sobrevaloradas e incluso mal interpretadas, no obstante hoy en día se puede afirmar que el estrés, en genera, es el principal factor causante de trastornos psicológicos, presente en la mayoría de las psicopatologías, y uno de los principales factores causales o de riesgo de las alteraciones orgánicas.

El estrés afecta de una manera directa a la salud, facilitando la aparición de determinadas enfermedades o acelerando el progreso de una enfermedad ya crónica, o de forma indirecta, bien estimulando la realización de conductas nocivas o reduciendo la probabilidad de que aparezcan conductas saludables.

Una conducta de salud es cualquier actividad llevada a cabo por una persona con el fin de proteger, promover o mantener la salud. Son conductas incompatibles con e estilos de vida saludables, el fumar, beber, la vida sedentaria, los malos hábitos alimentarios, etc.

Muchos estudios han demostrado que el estrés reduce la competencia inmunológica del organismo. Puede reducir la resistencia a las enfermedades, las personas sometidas a altos niveles de estrés sufren un mayor número de enfermedades infecciosas de todo tipo.

Ya es clásica la relación existente entre el estrés y los trastornos gastrointestinales, así como su influencia en problemas cardiovasculares. En los últimos años, y a partir del hallazgo de cómo influye en la competencia inmunológica, se ha concluido que afecta de forma significativa y más si se tienen en cuenta otras variables personales y sociales, a la aparición y progresión de la artritis reumatoide, las alergias, los problemas de piel y los ciertos tumores.

5. Ideas erróneas sobre el estrés.

1.  El estrés viene determinado por la situación y la persona simplemente lo padece o se ve abocado a él.
2. Hay determinados acontecimientos o situaciones que son estresantes, siempre y para todas las personas. Por ejemplo el exceso de trabajo o cierto conflicto en una relación interpersonal, muerte de un ser querido, etc.
3. Las situaciones que producen estrés son  siempre de carácter negativo. Sería difícil estresarse ante un nuevo y estupendo trabajo, al enamorarse, etc.
4. Estrés y ansiedad es lo mismo.
5. No son compatibles el estrés y la depresión.
6.  Es imposible que ante un trabajo rutinario y de poca exigencia la persona pueda sentirse estresado

Para aclarar estas ideas que no son ciertas, puedes leer los apartados anteriores del texto.

6. Algunos libros

Joseph L. Cautela (1987). Técnicas de relajación: Manual práctico para adultos, niños y educación especial. Barcelona: Martínez-Roca.
En este libro se relata de forma clara el procedimiento a seguir en la realización de ejercicios de relajación y respiración para conseguir unos buenos resultados.

Labrador J. (1993). El estrés, nuevas técnicas para su control. Madrid, temas de hoy
Libro que trata de forma sencilla y comprensible muchos de los aspectos relacionados con el complejo tema del estrés.

Lazarus, R. S. y Folkman, S. (1986). Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Martínez-Roca.
El modelo de Lazarus parte de un concepto del estrés como un proceso dinámico e interactivo. Al considerar de gran relevancia el papel activo del sujeto recoge temas como las creencias, las emociones, los compromisos, etc. y el papel que juegan en la aparición del estrés. Un manual de gran interés.
 

7. Sitios en Internet.

http://www.ucm.es/info/seas/
Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el estrés
Agrupa a científicos y profesionales, psicólogos, médicos, pedagogos, etc. que trabajan en temas de ansiedad, estrés o áreas relacionadas.

http://www.cop.es/colegiados/MU00856/index.htm
Unidad Hospitalaria de estrés
Centro dedicado al estudio y tratamiento de los problemas de ansiedad y estrés, integrado por profesionales de la psicología y la medicina.

http://www.teachhealth.com/spanish.html
Libro que ofrece las claves para reconocer el exceso de estrés de una forma sencilla y divertida.

http://www.psiquiatria.com/psicologia/vol2num1/art_3.htm
Gutiérrez García, J. M. (1998). La promoción del eustrés.
 

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