Angel Marín Tejero - Psicólogo Clínico - amarin@cop.esLA DEPRESIÓN
¿ Por qué hablamos hoy más de depresión?
Las causas son variadas y aquí probablemente no se abarquen todas, entre ellas cabe mencionar las siguientes:
- Dentro del carácter vergonzante que para la opinión pública tienen las enfermedades mentales, es quizá la depresión la que a fuerza de popularizarse, está siendo más tolerada socialmente.
- Cada vez es más conocida, por médicos, por psicólogos y por los propios pacientes, con lo que se va evitando su confusión con otro tipo de dolencias.
- Popularmente ya se distingue entre tener un mal día, con la moral baja, o incluso una semana de acontecimientos desafortunados que te hagan estar triste y desganado, y tener una depresión.
- El aumento de la esperanza de vida hace que cada vez sean más las personas que han pasado por un primer episodio depresivo, sin saber bien lo que les pasaba, sucediendo que en la segunda ocasión ya suelen tener más información y mayor conciencia de lo que les sucede, encuadrando el suceso dentro de las características de una depresión.
- La medicina sigue investigando y va encontrando fármacos con los que luchar contra la ansiedad y desasosiego (tranquilizantes), para mitigar el abatimiento y la apatía (euforizantes), para combatir el insomnio (hipnóticos), síntomas todos ellos que suelen acompañar a la depresión.Con ellos son tratados ambulatoriamente los pacientes y suele ser el momento en que se les dice que tienen una depresión.
- También se va popularizando la figura del psicólogo, y se va entendiendo que éste profesional, junto con el psiquiatra que controla la medicación, tiene dentro de su bagaje conocimientos adecuados para tratar estas dolencias. La población se da cuenta de que cuando tiene problemas afectivos, éstos alteran su salud física, al igual que cuando tiene una dolencia física se altera su estado de ánimo.
- Los medios de comunicación han empequeñecido el mundo, es tanto lo que difunden, que en la sociedad occidental hoy día parece que todo el mundo sabe un poco de todo, o por lo menos ha oído hablar de ello. Así pasa con la depresión. No es que la depresión sea una enfermedad nueva, pues ya Hipócrates (s. V a. de C.) se refería a ella describiendo los efectos de la bilis negra, pero lo que sí es seguro, siempre refiriendose a occidente, es que nuestro modo de vida actual, tan despersonalizado, tan competitivo, tan desarraigado, es un caldo de cultivo muy adecuado para que se generen las alteraciones que encuadramos como depresión.
¡ NO LO HEMOS DICHO !, pero, ¿ QUÉ ES LA DEPRESIÓN ?
Refiriendonos al trastorno depresivo mayor, al margen de otras posibles combinaciones con otros trastornos, y tal y como lo describe el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV), un episodio depresivo mayor es una alteración del estado de ánimo que se caracteriza por los criterios que a continuación se indican.
Criterios simplificados de episodio depresivo mayor.-
Al menos ha de haber cinco o más de los siguientes síntomas durante un período de dos semanas, cuando previamente no se habían manifestado al menos durante dos meses. Entre los cinco síntomas ha de figurar estado de ánimo deprimido o la pérdida de interés o la capacidad para el placer.
- Estado de ánimo deprimido casi cada día y la mayor parte del día.
- Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades.
- Pérdida importante o aumento de peso.
- Insomnio o hipersomnia casi cada día.
- Agitación o enlentecimiento psicomotores.
- Fatiga o pérdida de energía.
- Sentimientos de inutilidad o de culpa inapropiados.
- Indecisión o disminución de la capacidad de pensar o concentrarse.
- Pensamientos recurrentes de muerte, ideación suicida.
Los síntomas que presenta el paciente provocan malestar o deterioro social, laboral o de otras áreas de actividad.
No se considerarán como tales síntomas depresivos los provocados por medicación o enfermedad médica. Tampoco se considerarán los que sean consecuencia directa, de duración normal, de un duelo o pérdida familiar.
Uno o más de estos episodios depresivos mayores, sin estar mezclado con otros trastornos del estado de ánimo (manía, hipomanía, trastorno mixto, ...), es lo que se considera un trastorno depresivo mayor.
Otras consideraciones.-
Dado que la etiología de la depresión es multifactorial, excluidas las enfermedades médicas y medicaciones que pueden originar una depresión, el camino a seguir es el análisis de las vivencias que nos describe el enfermo o sus familiares, para saber que síntomas son propios de la depresión y cuales son derivados de la misma.
Hay otros trastornos muy próximos a la depresión, que también pueden provocar sufrimiento y resultar invalidantes para el paciente.
Los profesionales, aparte de su experiencia u ojo clínico, suelen ayudarse de pruebas o test psicológicos, pruebas proyectivas y escalas de evaluación o autoevaluación. Como síntomas derivados de la depresión están la ansiedad, modificaciones del carácter, trastornos psicosomáticos como dolores de cabeza, en la nuca, espalda, en torno al corazón, estómago, intestinos, ... . Se puede decir que un alto porcentaje de los pacientes, vistos en consulta ambulatoria, lo que presentan son depresiones enmascaradas de diversa gravedad.
El propio paciente la mayoría de las veces no sabe lo que le sucede, simplemente se encuentra mal, y son las personas de su entorno las que parecen darse más cuenta, a veces sin prestarle la atención que la seriedad del padecimiento requiere.
El mayor riesgo de la depresión es el suicidio, pero no debemos restar importancia a los síntomas comentados que afectan a la salud integral del individuo y le hacen sufrir.
¿ SABEMOS CUALES SON LAS CAUSAS DE LA DEPRESIÓN ?
No podemos asegurarlo a ciencia cierta. Se encuentran posturas partidarias de la consideración endógena, es decir, la depresión debida a factores constitucionales, internos, de origen biológico y de predisposición hereditaria.
Otra postura es la consideración exógena de la depresión, esto es, factores que se encuentran en el medio ambiente del paciente, como stress, acontecimientos laborales, profesionales, familiares, situaciones de pérdida (la muerte de un ser querido, una ruptura, etc.). Realmente no serían los factores ambientales propiamente dichos los que desencadenasen la depresión, más bien sería la forma en que lo vive y el cómo reacciona el paciente, lo que puede hacer que se precipite una depresión.
Una tercera postura es la que considera que en una depresión pueden estar implicados ambos factores, tanto endógenos como exógenos, en distintas proporciones en los distintos pacientes. Realmente es difícil encontrar una alteración física que no afecte al estado de ánimo y viceversa. El estado de ánimo y el cuerpo solo se pueden desgajar teóricamente.
¿ SE PUEDE PREVENIR LA DEPRESIÓN ?
Cuando se ha pasado por varias depresiones y se tienen datos suficientes para pensar que son orgánicas, existe medicación que previene, con distinta eficacia según los casos, la aparición de futuros episodios depresivos.
Un modo de vida adecuado puede hacernos más inmunes a la depresión. Cada persona ha de encontrar la forma en que quiere vivir, quizá lo más conveniente sería diversificar los intereses y encontrar un equilibrio entre ellos, considerar los diversos aspectos de nuestra vida como el trabajo, el descanso, la familia, la pareja, los hijos, las amistades, los hobbies, la vida espiritual, y desarrollarlos adecuadamente. La polarización sobre unos aspectos, olvidando los otros, nos hacen más vulnerables.
¿CÓMO DEBE TRATAR LA FAMILIA Y LOS AMIGOS AL DEPRIMIDO?
No debe olvidarse que los que rodean a un deprimido también sufren. Generalmente no entienden lo que está pasando, ya que aparentemente no hay motivo para el estado del enfermo.
Es esencial, la adopción de una actitud comprensiva y abierta, que permita que se desarrolle el diálogo y se pueda ir restableciendo la objetividad poco a poco; recordemos que el deprimido suele tener una especial sensibilidad para los aspectos tristes, siendo incapaz de ver los positivos.
Es inútil pedirle a un deprimido que te explique lo que le pasa, no podrá hacerlo, no sabe lo que le pasa. Si se insiste en ello, lo único que se conseguirá, es convencerle más de que no se le entiende, y en algunos casos irritarle. Tampoco se debe pretender argumentarle que vea la realidad con objetividad, no podrá . Hay que entender que no está así por su gusto. Que no servirá de nada que le digamos que se anime o que se involucre en actividades. Lo que suponga un esfuerzo no está de su mano. Según la gravedad, hay cosas que no puede hacer, como divertirse, por mucho que otros se empeñen, ir a trabajar, viajar, leer, ver televisión, pescar, etc., suelen ser consejos que el deprimido no puede seguir.
Lo mejor que pueden hacer las personas que se encuentren cerca de un deprimido, es transmitirle el sentimiento de que se les quiere y de que se tiene interés en ellos, sin agobiarles, y manteniendo una actitud de espera activa, convencidos de que saldrá de su situación.
Simultáneamente a lo anterior, deben de tratar que el enfermo acepte la ayuda especializada de un psiquiatra o psicólogo.
TRATAMIENTO
El tratamiento ha de ser abordado por profesionales de la salud, psiquiatras o psicólogos, y los métodos son diversos, según los casos. Si estamos ante un episodio agudo de depresión o ante un período de progresivo deterioro, estará indicada la hospitalización. En depresiones graves puede estar indicado el uso de terapia convulsiva.
El tratamiento médico con medicación es siempre adecuado, pues alivia un sufrimiento innecesario.
En todos los casos, la psicoterapia de apoyo es necesaria, en ella se ayuda al enfermo, en un principio a desahogarse, y posteriormente a identificar y asimilar los eventos de su vivencia, que pueden estar implicados en el desarrollo y mantenimiento de su estado, para mediante el entendimiento, la comprensión, la simulación, el aprendizaje y el cambio de determinados aspectos de la vida, prevenir futuros episodios.
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