LO QUE EMPIEZA SIENDO SÓLO UNOS KILOS DE MÁS

Los excesos gastronómicos cometidos durante las pasadas Navidades, han dejado un promedio de dos kilos a cada uno de nosotros. Unos kilos que ahora tenemos la oportunidad de eliminar al volver a nuestra vida cotidiana con una dieta equilibrada.

No estamos hablando de obesidad, donde nuestra salud puede correr riesgo, simplemente se trata de volver a nuestro peso habitual, sin preocuparnos demasiado con el asunto.

No vaya a pasarnos como a tantas jóvenes (mayoría de mujeres aunque últimamente también hombres) que obsesionadas por adelgazar, corren incluso peligro de muerte. Me estoy refiriendo a esa terrible enfermedad llamada anorexia nerviosa.

Todo empieza con la pérdida de una par de kilos. Alguien en el entorno sugiere que está un poco gordita, y ella para gustar a los demás, para sentirse segura, empieza a adelgazar. Amigos y conocidos halagan la pérdida inicial de esos dos kilos con frases que siempre hacen alusión a los cánones de belleza actuales, y ellas se sienten muy bien con lo conseguido, pero no tienen suficiente y siguen perdiendo peso, sobrepasando los límites asociados a la belleza y por supuesto a la salud.

En este momento, algunas se siguen viendo obesas, mientras que otras se dan cuenta de que están delgadas pero continúan estando preocupadas porque algunas partes de su cuerpo (especialmente el abdomen, las nalgas y los muslos) les parecen demasiado gordas. Pueden emplear una amplia variedad de técnicas para estimar el tamaño y el peso de su cuerpo, como son el pesarse constantemente en una báscula, medir las diferentes partes de su cuerpo con una frecuencia exagerada o mirarse repetidamente al espejo para observar las zonas consideradas obesas.

La pérdida de peso se consigue generalmente, disminuyendo la cantidad total de alimentos que se ingieren a lo largo del día. Suelen eliminar aquellos alimentos con alto contenido calórico, y cada vez se eliminan más y más alimentos, de manera que se acaban comiendo muy pocos alimentos y en muy escasa cantidad.

Existen otras formas de perder peso, como la utilización de laxantes, realizar ejercicio físico intenso o provocarse vómitos después de una atracón.

Las personas con este trastorno tienen un miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obesas. Y no admiten términos medios, es decir, ellas sólo pueden estar gordas o flacas. El aumento de unos gramos supone la tragedia de verse obesas. Tienen capacidad para ver bien a las otras mujeres, pero ellas se ven siempre mal.

El nivel de autoestima de las personas que sufren este trastorno depende en gran medida de la forma y peso de su cuerpo. Consideran un gran logro perder peso y un signo de extraordinaria disciplina, en cambio, ven el aumento de peso como un fracaso inaceptable de su autocontrol. Algunas personas son conscientes de su delgadez pero niegan que esta pueda tener implicaciones clínicas graves, rechazando así cualquier tipo de tratamiento.

¿Cómo podemos detectar una anorexia?, algunos de los rasgos importantes son los siguientes: si vemos una pérdida importante de peso, si come poco y elimina muchos alimentos, si muestra interés por la cocina y las dietas de los demás, ocupación constante en actividades, especialmente aquellas que provocan un consumo alto de energía, irritabilidad a flor de piel en la familia, pérdida de apetito y sensación de estar llena después de haber comido muy poco, deseo continuo de seguir adelgazando.

¿Cómo prevenir la anorexia?, cuando existe un caso claro de anorexia, el tratamiento sólo puede llevarse a cabo por profesionales, no olvidemos que médicos, psicólogos y psiquiatras pueden ayudarnos. Ahora bien, existen una serie de pautas que pueden ayudar a que la persona se acepte a sí misma e interprete adecuadamente los mensajes que le llegan de los medios de comunicación:

  • Valorar a la persona por sus cualidades humanas antes que físicas. Procuremos ver a los demás como son, lo que hacen y no su aspecto físico.
  • Practicar hábitos alimenticios sanos y equilibrados, comiendo en proporciones adecuadas.
  • No dar excesiva importancia a las dietas ni al peso.
  • Valorar el deporte y la actividad física como recurso que nos ayuda a sentirnos bien y compartir esa actividad física con los demás.
  • No dar excesiva importancia a las dietas ni al peso.
  • Actuar críticamente ante los anuncios publicitarios que se centran en la imagen corporal. No creernos todo lo que nos cuentan o enseñan por la T.V.

SILVIA BAUTISTA

Publicado en La Hoja de Vallecas, febrero de 1.998

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