ME MUERO DE VERGÜENZA

Después de un pequeño paréntesis, otra vez estoy aquí, para compartir con vosotros la información que os pueda ser útil sobre distintos problemas psicológicos.

Si os interesa un tema en particular, podéis escribir a mi correo electrónico (sbautista@correo.cop.es), me gustará recibir vuestras opiniones y sugerencias.

Esto del correo electrónico es una ventaja más que nos ofrece la tecnología para poder comunicarnos, para compartir información que necesitamos en un momento dado con mucha urgencia, para un montón de cosas, todas ellas muy importantes, aunque sin olvidar nunca que quien envía esos mensajes, esa ayuda, son siempre personas. Y cualquier medio que sirva para poner en contacto a dos personas, habrá de ser bienvenido.

Qué puede haber mejor que charlar con otra persona, tomarse unas cañas con amigos, o salir al campo en compañía. Incluso preparar un examen puede resultar mejor si se hace con compañeros. Cualquier actividad realizada en grupo resulta gratificante y enriquecedora, no hay que perderse nunca la compañía de otras personas, cualquier motivo es bueno para organizar una fiesta o una celebración.

Quizá tú estés pensando que no, que precisamente esas situaciones en las que hay mucha gente a la que saludar son insoportables, porque no sabes cómo comportarte. Que aún estando en compañía de amigos, te sientes tremendamente sólo. Cualquier cosa que puedas decir resultará ridícula y embarazosa. Piensas que los demás se desenvuelven con soltura y naturalidad en fiestas y reuniones sociales. Situaciones que tú acabas evitando con mil disculpas.

Cuando no queda más remedio que acudir a uno de esos lugares, en los que hay más gente, conocida y desconocida, los síntomas psicofisiológicos más frecuentemente experimentados son: sudoración, temblores, taquicardia y rubor.

Tiendes a centrar la atención excesivamente en tí mismo, con la creencia de que los demás están pendientes exclusivamente de lo que haces, de cómo te relacionas. Pensando, desde luego, que no lo haces bien, que los demás lo van a notar y lo criticarán.

Estas personas, son excesivamente sensibles a las críticas ajenas, críticas que en ocasiones no llegan a existir pero uno las anticipa o las supone, pensando incluso que son reales y, por supuesto, consecuencia de fallos propios.

Se empieza a evitar, por tanto, esas situaciones que tanta ansiedad provocan. Y cuando no es posible evitarlas, desde luego no se participa activamente, por ejemplo, empezando una conversación o sentándose al lado de un desconocido. Uno se evade mentalmente de la situación, apareciendo ante los demás como ausente.

La fobia social es el segundo trastorno fóbico más frecuentemente visto en la clínica, sólo superado por la agorafobia. La forma de comienzo de este problema puede ser progresiva, con antecedentes de timidez en la infancia y de aislamiento en la adolescencia, o bien repentina, tras una experiencia traumática.

Baja autoestima y sentimientos de inferioridad son rasgos característicos de las personas que presentan este problema. No siendo raro, que se recurra al consumo de alcohol como estrategia de afrontamiento ante las situaciones temidas.

SILVIA BAUTISTA

Publicado en El Pelícano, noviembre de 1.998

Tu opinión es importante.

Otros temas de interés

Volver a página principal