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EL GRUPO EN LA CLÍNICA POST-REICHIANA.

Xavier Serrano Hortelano

 

INDICE

1.- ASPECTOS HISTÓRICOS

2.- LOS OBJETIVOS

3.-ENCUADRE DE LA VEGETOTERAPIA EN GRUPO

4.- MEDIOS CLÍNICOS

4.1.- La relación terapéutica

4.2.- El acting (ejercicio psicocorporal) y la elaboración

5.- FASES DE GRUPO

5.1.- Primera fase

5.2.- Segunda fase

5.3.- Tercera fase

Referencias Bibliográficas

 

 

1.- ASPECTOS HISTÓRICOS

Wilhelm Reich en sus 15 años de trabajo con el psicoanálisis fue modificando su metodología clínica a la que denominó en 1936 Vegetoterapia Caracteroanalítica, siendo con ésta pionero de la medicina psicosomática y de la llamada posteriormente psicoterapia corporal. En 1942, a partir de ampliar la concepción de la libido freudiana y de su experimentación científica y descubrimiento de manifestaciones específicas de la energía vital, a la que denominó energía orgónica, define su trabajo como Orgonterapia Caracteroanalítica tomando como base de actuación clínica la Vegetoterapia Caracteroanalítica pero "abarcando también todas aquellas técnicas y herramientas que se crean útiles en el objetivo común de la movilización de las corrientes plasmáticas del paciente para recuperar la capacidad de pulsación biológica y la potencia orgástica" (Reich, 1942).

Dentro de ésta concepción clínica W. Reich no utilizó el grupo. Tampoco hizo mención de esta modalidad terapéutica en sus escritos, si bien es cierto que la terapia de grupo comienza a conocerse y extenderse en EE.UU. por los años 50, década en la que Reich estaba centrado fundamentalmente en su trabajo de profilaxis y de investigación orgonómica. Teniendo en cuenta el desarrollo y aportaciones de las terapias neo-reichianas en esta modalidad, y con la influencia de la terapia grupoanalítica de Foulkes y de Grotjhan, he desarrollado una sistemática de trabajo grupal que sea coherente con los objetivos y con la sistemática de la vegetoterapia individual, siendo para mí de gran ayuda la labor de Maite S. Pinuaga y la del resto de colegas de la Es.Te.R. que han ido integrando este trabajo en su praxis clínica y que ha sido la conclusión de años de evaluaciones y seguimientos clínicos grupales. Si bien está muy estructurada esta sistemática dentro de la praxis clínica profunda -vegetoterapia caracteroanalítica-, también estamos empleando el grupo como herramienta convergente y de refuerzo en los tratamientos focales con la psicoterapia breve caracteroanalítica (P.B.C.) (Serrano,1992).

 

2.- LOS OBJETIVOS

Sin poder separar el trabajo de la vegetoterapia de grupo con el de la vegetoterapia individual podemos, con su praxis, alcanzar mayor eficacia y mejores resultados en ciertos aspectos desarrollados durante el proceso analítico, así:

– Se elaboran con más facilidad las dinámicas paranoicas tanto manifiestas como latentes, y por tanto se pone al descubierto "el uso del imaginario"

– Reactiva la experiencia histórica reprimida vinculada al grupo social, como entidad (institución familiar, escuela, pandillas...).

– Siguiendo a Borrelli, "facilita el afianzamiento del individuo en el encuentro con el círculo social más amplio... resolviendo los episodios de SOCIOSIS" (Borrelli. 1979).

– También, según Borrelli, facilita "la disponibilidad al contacto, a la humanización del sujeto, reinsertándose en el mundo que rechazaba y del cual se sentía rechazado" (Borrelli, 1979). Sin que esto suponga una adaptación neurótica y sumisa al medio social, sino que al tener una identidad propia y poder estar con el otro, puede contactar y comprender aquello que impide la funcionalidad en el sistema grupal o social.

– Así, facilita un encuentro con el Otro, distinto al terapeuta, pero dentro del «espacio terapéutico»: éste se amplía al grupo con todas sus consecuencias, evidenciando situaciones clave en un determinado momento con la interiorización de que «hay otras formas de vivir la terapia distinta a la mía».

– Dinamiza conflictos internos vinculados sobre todo al superyo social.

– Permite elaborar con mayor fluidez conflictos de identidad sexual e intersexual.

– Permite una mayor elaboración de la comunicación receptor-emisor; yo-otro en su vertiente existencial, fenomenológica y se abre el posible círculo cerrado del paciente-terapeuta. Sobre todo cuando se trabaja con dos terapeutas.

– Al terapeuta le sirve como otra referencia de diagnóstico y de evolución del/la paciente.

– Se dinamiza el trabajo neuromuscular, emocional y de motilidad energética con el trabajo ordenado en los siete segmentos, combinados con técnicas de otras terapias de grupo (psicodrama, análisis sistémico, gestalterapia, bioenergética), pero con una dinámica integradora propia.

– Otro aspecto importante que necesariamente se ha de trabajar tanto a nivel individual como grupal, es la problemática existencial de la muerte. No la muerte como realidad biológica, sino como lo que termina, pues generalmente tenemos una sensación de omnipotencia, de eternidad. En ocasiones durante la terapia e incluso en la vida diaria nos olvidamos de que las cosas necesitan tiempo para dinamizarse resistiéndonos a entrar en crisis y abandonando el proceso, la pareja, los grupos, etc. Las crisis implican algo positivo, son la guía para alcanzar posiciones nuevas para lo cual utilizamos un medio clínico.

Partiendo del encuadre de la Vegetoterapia caracteroanalítica en grupo disponemos de elementos propios que facilitan el trabajo de los aspectos anteriormente descritos. Por un lado, las personas empiezan y terminan el grupo pues existe un compromiso previo individual frente al grupo. Por otro lado, la terapia de grupo está dentro de un intervalo temporal previamente definido (2 años) para facilitar la vivencia del morir. El terapeuta utiliza los medios del encuadre para dinamizar la consecución de los objetivos teniendo muy en cuenta el que los componentes del colectivo sean conscientes de que el grupo terminará. Esto va a facilitar el que los pacientes adopten una postura activa dentro del espacio grupal sintiéndose sujetos de la historia, a la par que consiguen convertir el grupo en un sistema único porque ellos mismos han llegado a asumir la responsabilidad de ese espacio y funcionan solos.

Todo ello para potenciar los efectos de la Vegetoterapia individual para cubrir los objetivos de ésta, es decir, recuperar la capacidad de pulsación biológica y de placer, la potencia orgástica y la integración de funciones psicosomáticas dentro de una unidad funcional.

 

3.- ENCUADRE DE LA VEGETOTERAPIA EN GRUPO.

Siguiendo a Grotjhan (1977) existen tres modalidades del trabajo en grupo:

1.-Terapia de grupo: Es el encuadre en el que se situaría el trabajo de Moreno, donde todo el grupo es terapéutico, cada persona del grupo cumple una función concreta a partir de lo cual se comienza el proceso.

2.-Psicoterapia de grupo: Psicoanálisis del individuo en los grupos. En esta modalidad el terapeuta hace psicoterapia de grupo, es decir, él directivamente es el que lleva las funciones. Históricamente son los primeros grupos que se hicieron y que se han llamado Dinámica de grupos. El terapeuta dirige las sesiones planteando los temas de los que se va a hablar. Se trata de una modalidad muy orientada al tratamiento de aspectos focales como las toxicomanías, donde se ha demostrado su eficacia al dinamizar dinámicas concretas. Aquí situaríamos también el trabajo de Lowen dentro del "Análisis bioenergético" (modalidad neo-reichiana con marcadas diferencias con la vegetoterapia post-reichiana).

3.- Terapia grupal analítica: Constituye la otra manera de trabajar en grupo, sería donde localizaríamos a Foulkes y a Grotjhan. Este último fue un psicoanalista americano que se formó con Reich cuando él era didacta en Berlín. No hay que olvidar que la Escuela de Yo americana tiene una fuerte influencia de Reich, constituyendo la rama del psicoanálisis que más puntos en común tiene con el trabajo reichiano, precisamente porque los americanos venían a formarse a Europa, concretamente en Berlín.

En la psicoterapia grupal analítica el terapeuta crea la atmósfera poniendo los medios para que sea el grupo el que vaya asumiendo la responsabilidad terapéutica una vez creada la matriz (término original de Rof Carballo y recuperado por Foulkes). La matriz, gráficamente, es un lugar donde se envuelve la vida. Por ello, el objetivo de la psicoterapia grupal analítica es producir una matriz para que las personas que hay dentro de ella, es decir, los miembros del grupo, vayan creciendo y adquiriendo una autonomía terapéutica con lo cual progresivamente cada persona alcanza mayor protagonismo siendo los verdaderos facilitadores de los cambios al realizar ellos mismos el proceso grupal. El terapeuta trabaja con la libre asociación grupal y el propio grupo devuelve, haciendo de espejo, un material que el terapeuta va a dirigir para conseguir la movilización y la implicación de los pacientes, creándose la matriz.

La sistemática de la vegetoterapia caracteroanalítica en grupo se situaría dentro de esta categoría, introduciendo dentro de la labor analítica herramientas corporales, y siendo siempre una herramienta convergente dentro de la terapia individual, que es donde pensamos se debe elaborar la transferencia y donde se pueden reactivar de una forma sistematizada la reactivación de las dinámicas primitivas neonatales y orales.

Desde el punto de vista dinámico el trabajo en grupo facilita dinámicas sociales y por tanto, edípicas, por ello la entrada en lo grupos debe coincidir con la inclusión del tercero dentro del proceso de desarrollo y la reactivación de dinámicas históricas. Y esto, dentro de la sistemática individual coincide con el comienzo del trabajo con el tercer segmento ,el cervical. Teniendo en cuenta que para comenzar un grupo es necesario el previo diagnóstico del grupo. Nos reuniremos con otros coterapeutas para estudiar la estructura del grupo y el diagnóstico de cada candidato será aportado por cada terapeuta individual, realizando un pronóstico grupal. Este va a consistir en analizar las características estructurales caracteriales y vitales de los componentes del grupo, junto con las características de los terapeutas, sin olvidar el marco que ofrece la sistemática. El pronóstico nos aproxima a conocer el nivel de comunicación que va a existir, las dinámicas de los juegos de poder, si habrá tendencia al sometimiento o pasividad por las características de terapeuta..., es decir, un sinfín de circunstancias que estarán interactuando.

Para que se de esta comunicación hay que abrir el secreto profesional ya que los terapeutas de grupo hablaran con los terapeutas individuales en las reuniones clínicas de pacientes que no son suyos. Este intercambio de información ha de conocerlo el paciente para así evitar juegos de seducción y dispersión transferencial o contratransferencial, porque a veces el uso del poder de una manera inconsciente por parte del terapeuta de grupo va a influir en la dinámica transferencial que esa persona lleve en su proceso individual con su terapeuta. Prescindiendo de la comunicación entre profesionales creamos la reproducción de los modelos sociales de separación, de clandestinidades y de ausencias. Los conflictos de competitividad, los elementos narcisistas entre terapeutas pueden ser mínimos como problema si esas personas han trabajado esos aspectos en su terapia o proceso grupal. Ha de existir la capacidad de crítica grupal, el trabajo con el didacta aumenta la visión objetiva y de realidad.

- Los terapeutas de grupo han de cumplir una serie de características. En principio han de ser un hombre y una mujer, siendo recomendable que no tengan ningún tipo de relación a excepción de la estrictamente profesional. Uno de ellos tendrá mayor facilidad de estructuración y capacidad para recoger y devolver la información y el otro dispondrá de la posibilidad de crear empatía, movimientos emotivos, insight afectivo y emocional. Hemos de procurar aunar lo intuitivo con lo estructurante, ya que en las reuniones clínicas se analizan los comportamientos de los terapeutas intentando que ambos aspectos se den. Por otro lado esos terapeutas de grupo han de mantener una buena comunicación profesional, una complementación empática y una aceptación de los pasos que cada uno adopte, ya que si los dos tienden al desarrollo de aspectos competitivos pueden facilitar la creación de la contraidentificación proyectiva. El modelo rompe los objetivos entrándose en una contradicción sistémica. En el proceso de formación del terapeuta de grupo, el candidato ha de pasar un primer grupo de observador durante dos años haciendo supervisiones y memorias, estando en un segundo grupo como coterapeuta. Ahí es donde vemos si la persona tiene facilidad para moverse en lo grupal, capacidad de insight y si su habilidad de comunicación e integración de lo grupal está resuelta adecuadamente.

- Otro aspecto importante dentro de las normas grupales es que no existe la regla de abstinencia como referente importante a la hora de trabajar en grupo dentro del psicoanálisis clásico. Reich demostró la poca eficacia de esta regla y su falta de lógica, pues lo que sucede fuera de las sesiones puede introducirse como material de análisis, es decir, facilitará el insight del grupo siempre y cuando se sepan manejar adecuadamente los actings out. Por ejemplo, dos personas del grupo empiezan a mostrar una fuerte agresividad en el grupo que es percibida por todos, pero de repente un día desaparece y tienen un comportamiento tranquilo. Hemos de evitar actuar directivamente preguntando a los pacientes implicados, pero sí disponemos de la información que nos puede facilitar el terapeuta individual de cada uno de los pacientes pues están llevando paralelamente ese proceso junto con el trabajo en grupo. Sabemos que en el espacio individual se verbalizan más los aspectos relacionados con la vida cotidiana de cada uno y en general se dicen cosas que no se dicen en el grupo.

Un ejemplo estaría representado por dos personas del grupo que tienen una fuerte erotización, viven un proceso de atracción, pero, de repente, un día dejan de aparecer esas manifestaciones en las sesiones de grupo. Es importante el vincular la terapia individual al grupo para la elaboración de posibles actings out. Podemos saber por la terapia individual que esas dos personas han tenido relaciones sexuales fuera de las sesiones y con actitud de aparente calma se desvela que, en el fondo, presentan una vivencia de culpabilidad. Algo observado en los grupos es que cuando se genitalizan se frenan las manifestaciones del deseo y de las situaciones vinculadas al mismo. El terapeuta individual sabe lo que está pasando y puede analizar la evitación del conflicto grupal en el espacio individual: "¿Te estás dando cuenta de que esa actuación que has vivido con esa persona del grupo en el comportamiento grupal no se está observando y no ha tenido ninguna consecuencia?" , de esta manera incentivamos que eso que es del orden de lo grupal, de lo social, se hable y se verbalice tranquilamente. Por otro lado, no hay que olvidar que el grupo observa el cambio de actitud de esa personas, sin conocer la lógica subyacente, por lo que comienzan a reproducirse patrones familiares (los hijos ven que ocurren situaciones extrañas y no saben por qué no han tenido acceso a la explicación) y se empieza a usar el imaginario, pues algo que venia siendo habitual en el grupo deja de existir, el grupo lo ve y lo capta pero no sabe ni se atreve a preguntar y los protagonistas tampoco lo manifiestan , con lo cual ese vacío relacional se sustituye por un proceso mental imaginario. Cada miembro del grupo fantasea con lo que ocurre a partir de lo cual actuarán de una manera u otra, comportamiento que a su vez es percibido como distinto al normal por los implicados, que usarán también el imaginario. El grupo, en definitiva va a modificar su comportamiento sin que haya habido ninguna variable para ello. El terapeuta, por su parte, pierde el manejo del grupo estando dentro de él. Para evitar que todo este proceso se de, hemos de llevar a cabo una actuación muy analógica dinamizando el proceso de comunicación facilitando la verbalización de lo que se oculta, que conocemos a partir de la información recogida de la terapia individual, usando herramientas técnicas facilitadoras de la abreacción (yo auxiliar, trabajo en parejas, trabajo grupal colocando a los interesados de una manera concreta).

- La sistemática de grupo tiene un proyecto terapéutico general con unas fases, unos actings y unas herramientas técnicas a usar en cada fase, pero el día a día de cada sesión obliga a los terapeutas a modificar ese plan ya que cada sistema grupal va a ser distinto a otro aunque la sistemática sea la misma ya que las interrelaciones entre personas y la propia dinámica del sistema lleva las cosas de una determinada manera. El tener un proyecto terapéutico permiten que no sean esas variables las que gobiernen, la variable proyecto permite introducir toda la particularidad dentro de los objetivos.

– Se puede realizar en sesiones de 2 horas semanales o una sesión mensual de 4-5 horas según las posibilidades infraestructurales.

– Preferiblemente los participantes del grupo deben ser pacientes en vegetoterapia individual de los terapeutas de grupo. En caso de que haya pacientes de otros terapeutas debe existir una gran sincronía entre los terapeutas individual y de grupo para evitar dispersiones y acting-out que se escapen al análisis y siempre con pacientes que han realizado ya un trabajo individual importante.

– El número ideal de participantes para dos coterapeutas son de un mínimo de 8 y un máximo de 14, de ambos sexos. Existiendo la posibilidad de que participe eventualmente alguna persona en una, dos o varias sesiones del grupo, pero conociendo previamente los participantes, que dicha persona no tiene un compromiso grupal.

– Es preferible que en el contrato grupal, la duración del mismo, tenga un comienzo y un final marcado. Tiempo durante el cual se trabaja para conseguir unos objetivos grupales, según el ritmo de cada cual. Pues la elaboración individual, con objetivos individuales se realiza en el eje central y básico de su proceso analítico, la vegetoterapia individual. La medida indicada como ideal es de dos años. Posteriormente si el análisis continúa se puede integrar en otro grupo de terapia. El alargar mucho o indefinidamente la vegetoterapia de grupo supone un encuadre que lo separa de sus objetivos.

– Existe un compromiso de cada participante con el grupo, tanto de secreto profesional como en la asistencia, en respetar el tiempo de duración del grupo.

 

4.- MEDIOS CLÍNICOS

4.1.-La relación terapéutica.

La posición de los terapeutas de grupo debe de ser de potenciar al sistema grupal para que desarrolle su autonomía frente a la autoridad de los terapeutas, favoreciendo así la ruptura con la tendencia caracterial vinculada a la problemática con la autoridad y la falta de autogestión y autonomía vital. Evitaremos que el grupo se acostumbre a una posición sumisa, por ejemplo, si nos encontramos en una sesión de grupo en la que durante la realización de un acting una persona llora, empieza a sufrir e inmediatamente el terapeuta le dice "déjate llevar por lo que estés pensando", "siente las cosas"..., la persona entra en catarsis, en el llanto y le invade una gran tristeza. Todo esto sucede entre esa persona y el terapeuta estando el resto del grupo "aparte", por lo que se está reproduciendo un proceso de dominación social bajo el cual será él el que siempre resolverá los problemas de la persona.

La posición del terapeuta ha de facilitar, siempre que se pueda, que sea una persona del grupo el que acuda y proteja en un momento determinado al otro, favoreciendo los procesos interactivos entre los pacientes. Evidentemente para que este aspecto se de es fundamental el trabajo personal del terapeuta y el cuestionamiento de su posible necesidad de ser protagonista, que ha de resolverse, porque de otra manera no dejará que el grupo vaya adquiriendo su propia autonomía.

Recordemos que el eje pivote de la elaboración transferencial se produce en el análisis individual. Es ese el medio y el lugar para elaborar la relación terapéutica de forma adecuada (vínculo, neurosis de transferencia, resistencia transferencial). Por ello en el grupo el terapeuta busca potenciar la relación inter-grupal. El terapeuta ESTÁ en el grupo, pero no «ES» grupo. Debe poner medios para facilitar la interrelación y la autonomía entre el grupo. Coincidiendo con Borrelli en que es un medio importante para terminar la vegetoterapia individual, facilitaremos la implicación intergrupal, su participación comunicacional e incluso analítica, sintiéndose parte de Otro, responsables del Otro y receptivos al Otro, sin perder la propia identidad, sabiendo «Estar–Estando con el Otro». Las reacciones transferenciales o desplazamientos de afecto puntuales que se produzcan deben dinamizarse y elaborarse tanto en la terapia individual como en el propio grupo, siendo algo que progresivamente se vive unificado con funciones distintas. El terapeuta fundamentalmente recoge y ordena el material intergrupal y lo devuelve dinamizándolo, pero no debe ser centro de atención ni monopolizar el "conocimiento" grupal. Por ello es muy importante prestar atención especial a la contratransferencia del terapeuta en el grupo o de la posible contraidentificación proyectiva (Grinberg) donde se puede observar la tendencia a recrear papeles de líder, de poder, de deseo... cuando no puede vivirlos el terapeuta en otros grupos reales.

- La relación entre los coterapeutas debe de ser de respeto y debe existir una fuerte sincronización para realizar un adecuada labor de equipo.rompiendo así los roles de género y actitudes narcisistas culturales, facilitando el adecuado desarrollo de sus funciones.

4.2.- El acting (ejercicio psicocorporal) y La Elaboración.

A partir de la reproducción de los "ACTINGS" que se indican, –la mayoría de ellos similares a los realizados en la vegetoterapia caracteroanalítica individual (ver Navarro, 1990), reproduciéndose, individualmente en-el-grupo: en-pareja-en-el-grupo; o entre todo el grupo, se facilita el sentir el "aquí y ahora", y la elaboración con la palabra permite integrar la vivencia con los elementos del entonces (carácter-resistencias), pero teniendo presente que, más que en ningún otro sitio en el grupo, puede ser una resistencia a la emoción, al contacto del aquí y ahora grupal. Debemos dar el paso a lo vivido (influencia histórica de W. Reich), pero sin banalizar la vivencia y con la adecuada integración analítica posterior. Tanto en el grupo como en el análisis individual. Teniendo clara la diferencia entre "catarsis histeriforme y la abreacción neuromuscular" (Serrano, 1986).

El "acting" supone un medio indicativo para el o la paciente, pero la forma de realizarlo es subjetiva y estará condicionado por su "carácter", sus tensiones y la fluctuación del movimiento en base a lo que la realización del mismo le sugiera a niveles efectivos. Todo esto es material analítico. Generalmente, se combina, un primer tiempo de trabajo individual en el grupo, donde todos hacen el mismo acting, pero permaneciendo en sus sensaciones, posteriormente hay un pasaje a lo grupal, a continuación un tiempo de estar en pareja, vuelve el pasaje a lo grupal, a continuación un tiempo individual en el grupo, combinando un tiempo dedicado a los actings con un tiempo para verbalizar e integrar lo vivido. También se realizan trabajos con técnicas psicodramáticas (universo familiar). Todo ello llevando una dinámica cefalocaudal del segmento ocular al pélvico e integrando la experiencia con la elaboración analítica en el grupo, intentando que sea el propio grupo quien vaya asumiendo una función activa y relegando la función de los terapeutas, e integrando todo ello en la propia vegetoterapia individual.

Los actings en el grupo tiene un sentido similar al que tienen en psicoterapia breve caracteroanalítica (P.B.C.). En vegetoterapia el acting es un medio para facilitar el proceso de reactivación emocional y la abreacción, son la llave para que paulatinamente la persona recupere funciones perdidas. En el grupo los actings serán un medio facilitador del insight terapéutico que nos permite elaborar el proyecto y dinámica de grupo dando material para que el sistema integre más datos y dinamice su propio proceso, de ahí que la forma de hacerlo sea diferente que en el espacio individual. El grupo es un espacio abierto se realizan más cosas que en el trabajo individual donde se trata de profundizar y facilitar regresiones, en cambio en el grupo las herramientas provienen de otros modelos, pues las actuaciones sociales que estamos poniendo en práctica de grupo exigen herramientas que tengan una coherencia. Los ejercicios y el trabajo corporal no buscan la abreacción porque en el espacio individual es donde se debe de realizar al ser el espacio donde podemos vincular la emoción a la transferencia, tomando la emoción un sentido energético, funcional, dinámico, reforzando la neurosis de transferencia y la reactivación histórica. En el grupo no nos interesa asentar ese trabajo profundo, regresivo, nos interesa más la elaboración de aspectos sociales y colectivos, lo que no quiere decir que en grupo no se den experiencias emocionales, energéticas y afectivas intensas. En lugar de alimentar el proceso abreactorio individual se usa ese emergente afectivo para que el grupo enriquezca su proceso como sistema. Por ejemplo, si una persona del grupo vive un sentimiento de soledad muy intenso con un acting, ese sentimiento no lo individualizamos con esa persona, no profundizamos individualmente, lo dinamizamos en grupo, socializamos la soledad aprovechando la soledad de esa persona planteando el conflicto de la soledad a nivel grupal ( "¿Quién ha vivido situaciones similares? ¿Cómo vive el grupo a esa persona con ese sentimiento? ¿Qué afectos surgen en cada persona del grupo en base a esa sensación que le produce el afecto vivido?). Se verbaliza, se analiza, se elabora y se integra la experiencia desde un punto de vista social.

Este es el proceso a llevar a cabo con cualquier circunstancia que se de en el momento de realizar los actings, de ahí que en cuanto que el objetivo no es la abreacción el tiempo y la forma de uso también será distinto. El tiempo de los actings en grupo será similar al tiempo de los mismos en P.B.C., es decir entre 5-10 minutos tiempo suficiente para estimular las vías sensoriales e insuficiente para abrir las vías neurovegetativas. La acción neuromuscular, por tanto, será superficial pues los objetivos del grupo no son tan profundos ni buscan un cambio estructural ,como en la vegetoterapia.

La reproducción de los actings se realiza estando tumbados, sentados y en ocasiones de pie. El estar de pie nos puede recordar a la postura de "grounding" de Lowen, pero hay dos diferencias considerables:

1.– La persona se sitúa de pie frente al otro, en el grupo solamente, siguiendo la lógica funcional de adoptar una actitud corporal-social, sin buscar el estrés postural, estando simplemente de pie y no en "grounding".

2.– Se sitúa dentro de un encuadre clínico distinto al emplear una sistemática cefalo-caudal y situar el tiempo grupal al interior de la vegetoterapia individual en el diván reichiano.

 

Paso ahora a detallar los principales actings que utilizamos como medio dinamizador neuromuscular tanto para el sistema individual como para el grupal. Son pocos, pero con la lógica funcional y tal como ocurre en el análisis individual daremos tiempo para que con la reproducción continuada de los mismos surja la abreacción emocional:

 

* Dos primeros segmentos (ocular-oral):

- Contactar con la respiración y profundizar en la misma, de pie, estando el grupo en círculo y mirando a cada persona del grupo.

- Tumbados en círculo, cada asistente está un tiempo mirando un punto fijo con la boca abierta. Después cada uno anda por la habitación mirando al otro y aproximándose a los miembros del grupo, siempre receptivo a sus propias sensaciones y a las que le produce el otro en dicho encuentro. Se eligen parejas y de pie, uno frente al otro, se alejan unos metros mientras focalizamos la punta de la nariz de la otra persona y nos acercamos despacio mirando los ojos.

– Volvemos a pasear encontrándonos con la gente del grupo, dándonos tiempo para sentir y contactando con nuestro estado muscular y emocional...

– Tumbados en círculo, boca abierta, brazos en alto con las palmas de las manos abiertas, cuando transcurre un tiempo se cogen los brazos de las personas que hay a su lado.

– Movimiento alternativo de mirar un punto en el techo y la punta de la nariz coordinándolo con el movimiento de los labios del "pez".

– Tiempo para permanecer con los ojos cerrados en contacto con las sensaciones corporales, teniendo presente que se está en grupo. Posteriormente indicamos que cada uno adopte la postura que su cuerpo le indique, permaneciendo solo o buscando a alguien.

– Vuelta al paseo por el espacio grupal.

– Tumbados mirar a derecha e izquierda sin mover la cabeza, tomando como referencia las personas que tenemos a los lados.

– De pie, andando, encontrándose con la gente del grupo manteniendo la postura de mostrar los dientes y abriendo y cerrando las manos.

– Aquí incluimos un acting de Borrelli para trabajar los telerreceptores, excepto el ocular: estando cada uno en una zona de la habitación se cierran los ojos, e intentando seguir los movimientos de los demás que el terapeuta indica en voz alta, sigue los propios que también le indica el terapeuta, que consisten en buscar y reconocer con los sentidos a la persona del grupo que le indicó.

– Tumbados, giro con los ojos y volvemos a encontrarnos con los asistentes del grupo.

 

* Tercer y cuarto segmento: (Cuello-tórax)

– Respiración en círculo, mirarse en círculo atendiendo a la respiración.

– Trabajo individual en el grupo: Tumbados en círculo levantar el cuello mirando al resto de miembros del grupo y diciendo sus nombres en voz alta. Respetando siempre la acción individual y no forzando el ritmo como si de gimnasia se tratara. Lo importante es ir tomando conciencia de la tensión y de su significado.

– Mover el cuello a derecha e izquierda, diciendo NO y mirando a las personas que tenemos al lado. De la misma forma decimos ¡Papá–mamá! alternativamente.

– De pie en círculo, se deja girar el cuello, hasta que sintamos perder el equilibrio, dejándonos caer.

– Andando por la estancia, encuentro entre los participantes manteniendo los brazos un poco adelantados y abriendo y cerrando manos.

– Por parejas y con la misma compostura con los brazos, vamos diciendo YO, mirando al otro.

– Con la misma dinámica se dicen las palabras ¡Ven! y ¡Vete!

– En parejas se trabaja el dejarse caer de espaldas siendo recogidos por el otro.

– Respiración adelantando y retrocediendo los brazos con fuerza acompañado de los movimientos respiratorios (acción dinámica).

– Tiene funcionalidad en este momento las técnica del «Role playing» y algunos actings donde el paciente se encuentra con su ambivalencia a la hora de vivir y manifestar su necesidad y de pedir-dar al otro.

 

* Quinto, sexto y séptimo segmento (diafragma-abdomen-pelvis):

En este período, último de la terapia, utilizamos de nuevo actings de segmentos anteriores que integramos con otros más unitarios y además:

– Respiración tumbados con la vocalización con la ¡Ah! De pie, se realizan diversos actings donde se combinan la respiración vocalizada con movimientos corporales unificando funciones ("la rana", "el felino", "el simio", "el homo sapiens").

– Tumbados, mover las caderas a derecha e izquierda.

– Dejarse caer desde una determinada altura de espaldas siendo recogidos por los brazos de todos los miembros del grupo.

– En parejas, una persona tumbada con las piernas dobladas, la otra de rodillas frente a él o ella, le cierra las piernas y se las abre oponiendo la otra persona resistencia o abandonándose al movimiento en cuestión.

- En esta última fase se realizan episodios de psicodrama, sobre todo de reproducción del universo familiar, existiendo una implicación emocional grupal muy fuerte.

– Se invita al abandono durante la ejecución del giro corporal (movimiento "sufi") con los ojos abiertos en modalidad individual, en parejas y en grupos pequeños.

– Durante este período las sesiones deben de terminar siempre con actings de interiorización de las sensaciones acompañados de la música o de ciertos mantras, aprovechando la capacidad de unificación de funciones, estando receptivos a la circulación energética unitaria, previo a la verbalización.

Junto a estos actings básicos cuyo tiempo y forma de emplearlos se basará en la propia y específica dinámica intergrupal, tomando como referencia los objetivos a alcanzar y la propia situación grupal, pueden utilizarse ciertas técnicas puntuales para facilitar la expresión de ciertos afectos y la canalización de las mismas, siempre instando al sujeto a la acción espontánea, vegetativa, pero estando consciente, "dándose cuenta". Así por ejemplo, se puede dar un trapo para ser mordido, tiras de caucho para golpear...

 

5.-FASES DEL GRUPO

5.1.-PRIMERA FASE

La primera fase del grupo ocupa un tercio de todo el proceso. Los emergentes principales que se dan:

a) Miedo al juicio social. Una persona se encuentra junto a otras doce en un espacio donde se saben emergen dinámicas muy personales, en este medio emergen los elementos paranoides que van a implicar la constante defensa social a nivel público para proteger el espacio íntimo y no ser dañados.

Generalmente se utilizan dos mecanismos:

1.-El estereotipo

2.-El elemento imaginario, mediante la evitación del propio espacio del otro imaginando lo que está sucediendo, con lo cual a esa persona le impedimos su espacio por miedo a comunicar y a crear diálogo directo.

Estos dos mecanismos típicos de la primera fase del trabajo en grupo coinciden con aspectos ya trabajados del proceso individual durante los dos primeros segmentos vinculados a elementos primitivos. Las personas cuando entran en el grupo reproducen aspectos elaborados ya en su terapia individual y en su relación terapéutica, por lo tanto ya hay un conocimiento de esos factores por parte de la persona.

Para abordar estos elementos de miedo, paranoia y el imaginario vinculados al proceso de autonomía y separación hay actings específicos que tienen que ver con la interrelación de los subsistemas individuales con el resto. En esta fase aún no hay un sistema grupal, están presentes doce subsistemas los cuales han de interrelacionarse para crear un sistema propio. Para que cada persona tenga la sensación de existencia dentro del espacio colectivo que se va creando, trabajamos con los medios que van a facilitar la emergencia de ese espacio y del reconocimiento del otro. En esta fase al ser el momento de estructuración pueden surgir conflictos en algunas de las personas que integran el grupo, emergiendo en ellos deseos de abandono y huida.

Algunas de las herramientas de estructuración que utilizaremos en esta primera fase son los actings de interacción: pasear por la sala con los ojos abiertos; el giro ocular que en el grupo nos habla de la dinámica social de la entrada del otro; actings en pareja con los facilitamos a la persona el entrar en contacto con la sensación corporal del otros y la propia. Aparecerán los funcionamientos defensivos para evitar contactar con el miedo vinculado a lo paranoide y con el desvelamiento de la función psíquica del imaginario. Gran parte del miedo tiene que ver con la disparidad perceptiva. Generalmente pensamos que los demás perciben como uno mismo lo hace y por lo tanto el constructo psíquico que se da en los otros es similar o igual al nuestro. Esto no es así, pues es diferente la forma de general los las construcciones del psiquismo en base al funcionamiento estructural. Es muy interesante en este momento de la terapia el trabajar la diversidad o disparidad perceptiva pues constituye un proceso interesante cuando se da dentro de una atmósfera de desculpabilización, donde partimos de que todos vivimos una cierta disociación entre lo que sentimos realmente desde una dinámica pulsional y lo que hacemos. El miedo aparece provocado por la posibilidad de que algo de nuestra pulsionalidad que nosotros mismos tenemos censurado se desvele ante el grupo. El trabajo de éstos aspectos facilita la aparición de un sentido de permanencia y una sensación de sistema que tiene un camino propio. La sensación de que todos participan en algo común va produciendo una atmósfera matriz desculpabilizadora y tolerante favoreciendo la alianza grupal a través de la cual se irá desvelando colectivamente lo que es del orden de lo social.

5. 2.-SEGUNDA FASE.

En esta fase trabajamos la diferencia entre el diálogo social y la comunicación o metacomunicación (sensación de ser entendidos y comprehendidos sin grandes elaboraciones verbales). Esta fase configura la posibilidad de comunicación entre los subsistemas y el sistema grupal, ambos con espacio y funcionamiento propio. Aquí es cuando aparece la particularidad de que los objetivos grupales no todos llegan a alcanzarlos estará muy en función de lo que cada una pueda vivir. El nivel de tolerancia en este sentido es muy importante. Por ejemplo, en un grupo se dio un aspecto interesante cuando una persona planteó un problema de posible separación de su pareja. En el grupo se habló de las relaciones de pareja en general, de su significado. Esta persona sintió que gran parte del grupo le estaba indicando la necesidad o alternativa de volver a crear la relación y no separarse. El grupo le hacía causante del conflicto lo que le llevó a una actitud de mutismo y aislamiento muy grande, elemento que repercutió también en su proceso individual. El grupo no volvió a hablar del tema de la pareja pero en un trabajo grupal cuando se desveló esta sensación esa persona entró en una situación emocional de tristeza, se vivía solo y obligado a hacer una acción que no quería a la vez que se sentía cuestionado por el grupo. En la elaboración verbal analizando el problema se vio que tenía que ver con la estructura familiar a la que se había visto sometido. Esta persona estaba viviendo al grupo con un fuerte nivel de presión. Sentía a todo el grupo contra él. En este momento se vuelve muy importante el trabajo individual al haberse activado toda una problemática histórica, personal. El terapeuta individual tuvo en cuenta este factor y trabajaron el conflicto, mientras que en el grupo se verbalizó estando la persona receptiva a sentir la falta de gregarismo grupal.

En esta fase después de haber movilizado las pulsiones es cuando pueden surgir sensaciones de aislamiento y marginación vividas a nivel familiar y en la escuela. También se produce la activación de las dinámicas de pareja. Los afectos interactúan dándose los juegos de dos dentro del sistema a partir de lo cual entra la ansiedad que corresponde al trabajo del cuarto quinto segmento.

5. 3.-TERCERA FASE.

La finalidad de esta fase es ultimar y completar los objetivos sociales vinculados a lo colectivo. Corresponde con el trabajo del quinto, sexto y séptimo segmento. Esta es la fase de la autonomía grupal, con movilidad energética intergrupal, capacidad de contacto y expresión de sentimientos en una atmósfera de respeto y colaboración constructiva. Hay un aumento del deseo de relacionarse con el exterior, de ampliar amistades. Se vive la participación en el grupo con placer. Durante este período surge la elaboración de la censura, la culpa y la integración de funciones.

Para finalizar, insisto en que la vegetoterapia de grupo es una herramienta muy útil situándola al interior del proceso terapéutico de la vegetoterapia individual y con esa relación terapéutica como eje central de todo posible cambio. Estando de acuerdo con Borrelli en que una forma de finalizar una persona su vegetoterapia es permaneciendo en un grupo de vegetoterapia hasta su término, habiendo realizado previamente su última sesión individual. A sabiendas de que para trabajar como orgonterapeuta con la vegetoterapia de grupo, junto a las condiciones a las que he hecho referencia, será necesario la propia experiencia personal como paciente grupal y una adecuada supervisión posterior, junto al proceso de formación del orgonterapeuta. Concretamente, siguiendo el modelo de Foulkes, para reconocer a un especialista de vegetoterapia en grupo el candidato debe realizar dos grupos completo, uno como observador y otro como coterapeuta manteniendo sesiones de supervisión y realizando las memorias grupales correspondientes.

 

 

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