Sociólogos, psiquiatras y psicólogos españoles expertos en la materia perfilaron en esa jornada el cuadro clínico de la ludopatía y presentaron distintas alternativas terapéuticas para abordar este trastorno con consecuencias psicológicas graves, cuya característica más importante es la pérdida de control.
"Cualquier adicción es una patología
de la libertad, porque el que juega necesita hacerlo y lo hace desatendiendo
otras facetas de su vida cotidiana: trabajo, estudios, pareja, amigos... La
persona miente y su concentración laboral baja; incluso cuando no juega
su pensamiento está pendiente del juego, de cómo va a recuperar
el dinero que ha perdido, de cuándo va a volver a jugar. Se vuelve esclavo
de esa adicción. Esto tiene repercusiones negativas a nivel familiar,
laboral, legal y económico, incluso llegan los fraudes", relató
el profesor Echeburúa.
UN SONIDO QUE FASCINA
La mayoría de los ludópatas tiene adicción
a las máquinas tragaperras. Las estadísticas se repiten tanto
en estudios científicos como en asociaciones de ayuda. El profesor Echeburúa
afirma que " cuatro de cada cinco personas que buscan ayuda terapéutica
tienen dependencia de las máquinas tragaperras, eufemísticamente
llamadas ‘máquinas recreativas’. A lo mejor también juegan al
bingo, o van al casino, o juegan a la lotería de Navidad, pero el mecanismo
fuertemente adictivo lo tienen las tragaperras. Están en todas partes,
en cualquier bar, luego la música que tienen y el sonido de las monedas
cuando caen los premios generan una cierta fascinación, una excitación
grande en el jugador ".
Uno de los grandes problemas de la ludopatía es la facilidad
de acceso al juego, incluso entre la población más joven. "
En España sólo hay datos parciales. A falta de un estudio integrador,
se supone que hay un problema grave entre la población adolescente, especialmente
los que presentan fracaso escolar, que no van a la escuela y pasan mucho tiempo
en los bares, o que tienen mucha vida nocturna. Los adolescentes se enfrentan
a problemas de alcohol y juego ".
Más del 30% de las adicciones al juego comienzan en
la infancia o adolescencia. Las asociaciones de ayuda cuentan entre sus jugadores
en rehabilitación con algunos muy jóvenes. En Erintza-Dasalud,
de Guipúzcoa, hubo un niño de once años, el de menor edad
de los enfermos tratados hasta el momento. Santiago, jugador rehabilitado, cuenta
cómo empezaron sus problemas: "Entraba con los amigos en los
bares, a jugar, desde muy pequeño. Pero ellos lo dejaban después
de un rato y yo seguía. Además, tenía que ganar siempre;
si perdía algo, tenía que recuperarlo. Jugué a todo, hasta
que me di cuenta de que estaba enfermo. Sabes que te ocurre algo que no es normal,
te vas encerrando en el juego y no entiendes bien qué pasa. Yo no me
identificaba como ludópata, aunque veía que no podía dejar
de jugar. Tenía mucho miedo y mucha vergüenza. Siempre quería
huir, de la gente, de mí, del problema, hasta que la situación
se hizo insostenible".
En la ludopatía, como en otras adicciones, hay una negación
del problema: los ludópatas no reconocen que lo son porque, aunque jugar
está bien visto socialmente, ser jugador patológico no lo está.
Es especialmente grave el caso de la mujer ludópata que, simplemente
por miedo al rechazo, es reacia a buscar tratamiento. Habitualmente los ludópatas
que acuden a los centros de tratamiento tienen un historial de dependencia muy
alto, de al menos cinco años de juego grave. "Muchas personas
no acuden al tratamiento por un mecanismo de negación" -explica
el profesor Echeburúa- "Pero los resultados del tratamiento son
muy positivos, tanto los tratamientos farmacológicos para controlar la
impulsividad y el estado de ánimo deprimido, como los psicológicos
para tratar la pérdida de control y la dependencia, a través del
control de estímulos y de exposición gradual a las situaciones
de riesgo con prevención de respuesta (impedimento de la conducta de
juego)".
PREVENCIÓN MEJOR QUE REHABILITACIÓN
Un jugador rehabilitado de la Asociación Madrileña
de Ayuda al Jugador en Rehabilitación (AMAJER) afirmaba: "Mi
rehabilitación fue aprender a vivir sin jugar, cuando había vivido
para jugar". Como él, un 70% de los enfermos tratados consigue
una curación completa. Pero los expertos quieren reducir el índice
de ludópatas fomentando la prevención más que la rehabilitación.
El profesor Echeburúa propone "donar parte del dinero sobrante
de esos impuestos cuantiosos que detrae el Estado por el juego, para que se
inviertan en centros de tratamiento y programas de investigación, como
ocurre en Canadá. También sería muy razonable que las máquinas
tragaperras se limitasen a unos sitios específicos, en lugares de juego
identificados que requieran una cierta voluntariedad para ir, para evitar que
haya tentaciones en un bar o en una cafetería, donde las personas son
más vulnerables. También pedimos que haya unas medidas de protección
hacia personas especialmente vulnerables por su edad o por otras circunstancias".
La ludopatía se ha desarrollado enormemente en España
a consecuencia de la legalización del juego, la difusión masiva
de las máquinas tragaperras y la creciente oferta lúdica de Internet.
Sin embargo, ni se ha estudiado en profundidad, ni se ha incorporado a los tratamientos
de salud mental oficial. No se dedican recursos administrativos porque no está
reconocida como adicción, excepto en las Comunidades Autónomas
de Andalucía y Madrid. Ana Requesens, directora ejecutiva de la Fundación
Gaudium, reclama la atención de los responsables sanitarios: "La
ludopatía es una adicción sin sustancia, por lo que los fondos
de investigación se van a otras adicciones. De momento, en España,
no hay una protección legal para los ludópatas, por eso en la
Fundación Gaudium queremos aunar las voces que están trabajando
por la ludopatía y concienciar a las administraciones para que reconozcan
esta adicción".
La Fundación Gaudium, constituida en 1997 como organización sin ánimo de lucro para fomentar la investigación de la ludopatía, se ha propuesto coordinar los esfuerzos de los expertos y las asociaciones de rehabilitación en España, avanzando en la solución de un problema social de graves consecuencias.
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