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PSICODINÁMICA  DEL VÍNCULO AMOROSO.

PSICOPROFILAXIS DE LA VIDA EN PAREJA II.

 

Sus vivencias emocionales más profundas no logran armonizar con ese mundo, a veces despótico de normativas incoherentes y residuales ( distorsionadas, por si fuera poco, por la propia fantasía del niño) .Esa disarmonía entre lo que realmente se siente ( mundo pulsional, afectivo-emocional, etc.) y lo que se cree que se debería sentir es la causa más frecuente de las neurosis.  En términos psicoanalíticos, una tremenda inadecuación entre el Ello ( tendencias naturales y mundo de deseos internos del sujeto) y el Super-Yo ( conciencia moral “prestada”, programada y troquelada desde fuera) que da lugar a un Yo (forma de percibir y  conectar con la realidad), lógicamente distorsionado y tenso, que vivirá en un continúo  conflicto.

 

-          De esa alianza entre la fantasía infantil de la omnipotencia y el Super-Yo severo, nace muchas veces en el individuo, una patológica necesidad  de exigirse - y exigir a los otros -  la más absoluta perfección.  Y, como esta no existe, al frustrarse la expectativa, se refuerza aún más la rigidez, y se da paso a una vivencia íntima de intolerancia, inadecuación, rechazo y resentimiento hacia uno mismo ( aunque se encubra con apariencias de lo contrario), hacia los demás y hacia todo tipo de realidades.

 

Una superación satisfactoria de la conflictiva edípica, de forma real o simbólica  ( esta última mediante psicoterapia analítica o psicoanálisis, pues, de no ser oportunamente liquidados los componentes agresivos residuales de la primera infancia, la relación íntima con las figuras del otro sexo, ya en la adultez, se verá salpicada de un inevitable e incontrolable sinnúmero de manifestaciones agresivas.

  1. Un desarrollo de la personalidad y del mundo psicoafectivo y sexual que hayan alcanzado su más alto nivel, el nivel genital en la terminología freudiana, y, de preferencia, el nivel genital-oblativo, tal y como han querido designarle algunos autores.  Las otras dos etapas precedentes a la genital serían, continuando con la terminología freudiana, la oral y la anal. 

 

¿Qué significa alcanzar ese nivel genital del desarrollo psicoafectivo? El haber superado ( aunque siempre, como es lógico, puedan quedar restos, contra los que el sujeto deberá aplicar medidas correctivas a lo largo de toda su vida) los dos estadios anteriores:  el oral ( caracterizado por el deseo de vivir de los otros, en dependencia, simbióticamente, de forma pasiva, improductiva e incapaz de amar, pero sintiéndose necesitado de ser amado ), y el anal ( caracterizado por manifestaciones sádicas y agresivas hacia los otros, por rigidez  y orden ( o desorden) excesivos, por deseo de retener lo que generalmente se ha conseguido con el esfuerzo ajeno, y por un temor de “desgastarse” si uno se da y se vuelca en los otros.

En el estadio genital, la relación es ya adulta, de igual a igual, todos con los mismos derechos y obligaciones; disfrutando de la capacidad de relacionarse, producir, amar y crear.  Esto, obviamente, puede llevarse a cabo de muchas formas y con distintas intensidades.   

 

Pero se denomina estadio genital-oblativo a esa etapa de máxima madurez, de máximo grado de desarrollo personal y moral, en el que la persona es capaz de gratificarse, de modo pleno, con el mero hecho de estar gratificando ella a otra persona.  Es decir, ya no es necesario el toma y daca... ni siquiera la reciprocidad.  El grado de independencia de los otros, así como de libertad interior son tales, que puede hablarse de una abolición total de las dependencias y necesidades neuróticas de afecto, apoyo o gratificación.  Se diría que uno ya no necesita nada, no espera nada, no le es necesario nada de cuanto le puedan dar los otros para poder ser feliz.  Es feliz por si mismo y con lo que el mismo tiene, es, genera y produce.  Entonces, las gratificaciones de los otros es evidente que se vivenciarán como tales, pero ya no son imprescindibles.  Si  se dan, estará muy bien; pero si no se dan, también estará muy bien. 

 

Ni que decir tiene que semejante cotas de madurez no son fáciles de alcanzar, al menos sin muchos años de trabajarse a si mismo, fomentando al máximo la proyección social de la personalidad, llegando incluso en ocasiones a una visión de la realidad en la que no existen partes aisladas, sino en la que yo mismo y los otros formamos parte de la misma realidad.

( CONTINÚA )

 

Copyright © Dr. V. Pablo Rodríguez                                                                                                                                                                                                                                                                       Psicoanalista.  PsicólogClínico.           

                                                                                                                                              

Madrid, Mayo 1992

 

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