RETINOSIS PIGMENTARIA

CLASIFICACIÓN Y TRATAMIENTO


CONCEPTO E HISTORIA

Se denomina Retinosis Pigmentaria a un conjunto de degeneraciones progresivas de carácter hereditario que, de manera difusa, afectan primariamente a la función de las células fotorreceptoras y al epitelio pigmentario de la retina.

Ya en los tiempos de la preoftalmoscopía, Shön (1828) y von Ammon (1838) asociaron el fallo visual, consistente en ceguera nocturna y limitación progresiva del campo visual, a la aparición de puntos de pigmento.

El cuadro clínico, con ayuda del oftalmoscopio, fue descrito por Trigt (1853) en Holanda y, prácticamente al mismo tiempo, por Ruete (1854) en Leipzig.

Entre 1856 y 1858 von Graefe llama la atención sobre la tendencia hereditaria, características clínicas, síntomas y defectos del campo visual.

Este cuadro es conocido por multitud de términos poco utilizados como Hemeralopía congénita, Degeneración de la retina y Distrofia de conos y bastones entre otros.

Es de interés comentar aquí otras terminologías más ampliamente utilizadas y no siempre correctas, como es el caso de Retinitis Pigmentaria. El término "retinitis" fue introducido por Donders en 1855 y se refiere a la existencia de un componente inflamatorio a nivel retiniano que no aparece en el proceso patológico que nos ocupa.

Una denominación correcta pero poco utilizada en nuestro medio es la adoptada por los países de la ex-Unión Soviética: Distrofia Pigmentaria de la Retina , recogido también por Duke Elder en su tratado de oftalmología.

Nosotros hemos optado por la expresión Retinosis Pigmentaria (RP) ya que, siendo ampliamente utilizado en la literatura, no existen argumentos en contra y es además el término adoptado por la Asociación de afectados de nuestro país.

Es preciso señalar también que de los muchos cuadros incluidos en la denominación Retinosis Pigmentaria, algunos afectan sólo al ojo y otros son degeneraciones de carácter sistémico. La base metabólica de la mayor parte de estas degeneraciones es aún desconocida.


EPIDEMIOLOGIA

La RP es la distrofia retiniana más frecuente. Afecta a un 1/5000 de la población mundial y varía de unos países a otros según las estadísticas (tabla 1).

PAIS PROPORCION DE POBLACION AFECTADA
China 1/4016
EEUU 1/3700
Israel 1/4500
Noruega 1/4400
Suiza 1/7000
TABLA 1. Incidencia de la RP en la población de algunos paises. 
La RP es la cuarta causa más frecuente de ceguera en el mundo. En Inglaterra y País de Gales es responsable de más del 6% de los casos de ceguera registrados en personas menores de 65 años. En Canadá, ocupa el segundo lugar -después de la retinopatía diabética- como causa de problemas visuales en personas entre 16 y 50 años de edad.

Las estadísticas revisadas coinciden en que la RP es ligeramente más frecuente en varones, 55-63% del total.

Por definición, la RP es bilateral, salvo escasas excepciones, y habitualmente los dos ojos están afectados por igual.


ETIOPATOGENIA

Sigue sin conocerse con claridad la etiología y patogenia de la RP y, actualmente, su estudio constituye una importante línea de investigación. Su esclarecimiento permitirá una aproximación más efectiva al tratamiento de esta patología congénita.

En el estudio etiopatogénico de procesos tan complejos como la RP, con frecuencia es difícil distinguir entre causa y efecto.

Existen, no obstante, numerosas teorías, algunas de las cuales exponemos a continuación.


ANATOMIA PATOLOGICA

El primer estudio anatomopatológico de un caso de RP se debe a Muller ya en 1858. Posteriormente, se han realizado múltiples análisis estructurales tanto en casos esporádicos como autosómicos dominantes, ligados al sexo y en una mujer portadora de RP ligada al sexo.

Todos los autores coinciden en que el cambio esencial y primero de la retina es la degeneración y desaparición de conos y bastones.

En las áreas retinianas en las que el paciente había perdido el campo visual, desaparecieron totalmente los segmentos externos de los fotorreceptores y éstos eran menos numerosos de lo normal. En la región de la retina donde el paciente tenía mejor campo visual, los segmentos externos de los fotorreceptores aparecían desorganizados y más cortos que los normales. En casos avanzados, cuando los bastones han desaparecido completamente, pueden quedar algunos conos, sobre todo en la región entre la mácula y la papila. El tejido degenerado, particularmente el neuroepitelio, es reemplazado casi por completo por neuroglía.

Los cambios en el epitelio pigmentario son siempre marcados y ocurren como un fenómeno secundario.

Estas alteraciones son degenerativas y proliferativas y se han interpretado como una posible reacción al deterioro de los fotorreceptores, ya que el epitelio pigmentario parece morfológicamente normal en aquellas zonas de la retina en las que el deterioro de los fotorreceptores se encuentra todavía en fases iniciales.

Una característica llamativa es la migración de pigmento hacia capas internas de la retina cuando la membrana limitante externa ha desaparecido. En ese caso, es posible que el pigmento se extienda hasta la membrana limitante interna, la cual puede estar ocupada por células que semejan las endoteliales. Esta migración se produce bien sea como gránulos o, más frecuentemente, de forma intracelular (células típicas del epitelio pigmentario o células similares a macrófagos con alto contenido en melanina), formando grandes masas y grupos, particularmente alrededor de las venas retinianas. Menos frecuente es el crecimiento del epitelio pigmentario en forma de pliegues proliferativos que se extienden hacia las capas internas de la retina.

Asayama y Takagi apuntaron una degeneración lipídica general del epitelio pigmentario, mientras Cogan habla de un cambio hialino. Es frecuente la formación de cuerpos coloideos, tanto en la periferia como en el disco, que pueden calcificarse.

Durante mucho tiempo, incluso años, en un ojo ya ciego las células ganglionares y la capa de fibras nerviosas pueden permanecer relativamente inalteradas, por lo que sólo aparece atrofia del nervio óptico en casos avanzados. Habitualmente, en el disco hay un incremento de la neuroglía que probablemente es una extensión de la gliosis retiniana y da lugar a esa apariencia de cera en los casos en que la atrofia es limitada. El examen histopatológico demuestra que las excrecencias a nivel del nervio óptico son generalmente drusas y no hamartomas.

Los vasos retinianos, arteriolas y venas, siempre muestran cambios marcados. Estos cambios unas veces son atróficos y otras hiperplásicos. Con frecuencia se observa el engrosamiento de sus paredes ya sea debido a un incremento de la adventicia o de la íntima, resultando una disminución progresiva de su calibre. Especialmente en la periferia, los vasos retinianos pueden convertirse en un cordón sólido de tejido conectivo hialino.

Los vasos coroideos, en los estadios iniciales de la enfermedad, aparecen histológicamente normales. En un estadio tardío, sus paredes sufren una degeneración hialina y ocasionalmente esclerosis extrema con desaparición más o menos marcada de la coriocapilar. La isquemia relativa de la coroides se asocia con pérdidas visuales y degeneración celular del epitelio pigmentario. Hay casos avanzados descritos sin afectación de coroides.

La membrana de Bruch siempre permanece intacta.

El tejido retrobulbar, según afirmaciones del profesor Shilkin, en estos pacientes es avascular.


CLINICA

Aunque las características clínicas de la Retinosis Pigmentaria varían de unos pacientes a otros, incluso entre los miembros afectados de una misma familia, podemos decir que la triada clínica clásica consiste en afectación binocular con:

La sintomatología suele iniciarse en la infancia y la dificultad de adaptación a la oscuridad puede ser el único síntoma durante años.

El curso clínico de la RP es lento, crónico y progresivo pero resulta frecuentemente interrumpido por remisiones con mejoría de la agudeza y el campo visual. Se ha demostrado la influencia de factores sicológicos en la progresión clínica y eficacia del tratamiento en pacientes afectados de RP.

La historia natural típica de la RP ha sido descrita de la siguiente manera:

No hay evidencia de que la RP se manifieste más tempranamente en las generaciones sucesivas.

La RP puede aparecer de forma esporádica o responder a un patrón hereditario, bien sea autosómico -recesivo o dominante- o ligado al sexo.

La forma autosómica dominante es, desde un punto de vista clínico, la más leve y de evolución más lenta; generalmente se preserva la visión central y en el ERG puede detectarse un ritmo diurno anormal para los bastones.

Dentro de este grupo genético hay, no obstante, un amplio espectro de fenotipos que van desde la enfermedad severa de aparición temprana hasta formas limitadas, de tardía aparición y evolución lenta. Es, con todo, la forma con mejor pronóstico visual.

La dificultad de adaptación a la oscuridad suele aparecer en la adolescencia y progresa con mayor rapidez en las formas autosómicas recesivas que en las autosómicas dominantes.

Los pacientes presentan ceguera nocturna que se desarrolla durante las dos primeras décadas de vida; miopía frecuentemente superior a 2 dioptrías; agudeza visual igual o inferior a 0,1 antes de los 50 años (se observa aproximadamente en un 50% catarata subcapsular posterior y en el 75% lesión foveal); y el ERG es no detectable en más de 2/3 de los pacientes.

La mayoría de las mujeres portadoras presentan alteraciones en el fondo de ojo y ERG. Las alteraciones del fondo de ojo incluyen: reflejo tapetal, pigmentación pulverulenta y dorada del polo posterior y/o atrofia irregular del epitelio pigmentario con o sin manchas pigmentarias en el interior de la retina.


DIAGNOSTICO

El diagnóstico de RP, por acuerdo tomado en el Simposium Internacional de 1982, se establece cuando se presenta:

1. Afectación bilateral.

2. Pérdida de visión periférica.

3. Mal funcionamiento de los bastones, puesto en evidencia por umbrales finales de los mismos anormalmente elevados tras adaptación a la oscuridad y/o respuestas en el ERG de amplitud reducida y con tiempos implícitos patológicamente alargados o no detectables.

4. Pérdida progresiva de la función de los fotorreceptores.

En el mismo Simposium se estableció que las alteraciones del fondo de ojo no tienen necesariamente que estar presentes para diagnosticar la RP.

El diagnóstico temprano de la RP se basa en una historia clínica completa, en la perimetría de las isópteras externas y la electrorretinografía de conos y bastones.

TIPO DE HERENCIA
EDAD XL AD AR ?
20 años 87 75 61 64
30 años 100 89 74 79
Tabla 2. Porcentaje de pacientes con ceguera nocturna según edad y tipo de herencia de la RP.


CLASIFICACION CLINICA


CLASIFICACION GENETICA

Como ya se ha señalado anteriormente, la RP es un proceso de carácter hereditario.

Los primeros trabajos insistían en la influencia de la consanguinidad. En un estudio de 976 familias se determinó que en 230 de ellas (23,5%) el proceso era hereditario, pero no existía consanguinidad; en 226 (23%) existía consanguinidad, pero no se podía decir que el proceso fuera hereditario; y en 32 (3,5%) coincidían consanguinidad y patrón de transmisión genética.

Con el tiempo se le fue quitando valor al papel de la consanguinidad.

La RP se transmite según distintos patrones de herencia: autosómico dominante, autosómico recesivo y ligado al sexo. En todas las series (tabla 3) se presenta un alto porcentaje de casos cuyo patrón queda por determinar y que generalmente se denominan esporádicos aunque, para algunos autores, lo son sólo aparentemente.

AUTOR AD AR XL ? TOTAL (%)
Alonso 13,1 34,4 1,6 50,8 92
Boughman 22 16 9 53,3 200
Bundey 22 23 14 37 138
Chachia 12,5 15 75,5
Fei 13,3 67,3 2,7 16,7 150
Fishman 28,4 18,3 11,8 41,4 338
Françoise 20 37 4 39
Jay 24 7 16 42 426
Katsnelson 4 36 3 57 400
Mutsuko 15 1 4 79 289
Zeng 58,9 190
Tabla 3. Incidencia de los distintos patrones de herencia en la RP (%)


SÍNDROMES OCULARES

Ya nos hemos referido en un capítulo anterior a la asociación más o menos frecuente y no siempre bien explicada de la RP con miopía, catarata, glaucoma, queratocono y microcórnea. Además, también se puede presentar con quiste vítreo, angiomatosis de von Hippel-Lindau, degeneración de la mancha amarilla de Stargardt o síndrome de Marfan.

La RP se ha descrito asimismo vinculada a masas vasculares bilaterales en la retina periférica que no se parecen a las características de la angiomatosis de von Hippel-Lindau.

Se conoce un caso en el que coincidían RP y síndrome de efusión uveal. Los autores que estudiaron ese caso consideraron que esta asociación era posiblemente fortuita. A pesar de lo cual, el hecho de que evolucionara hacia un desprendimiento de retina con desplazamiento del líquido según la posición de la cabeza podría haber sido consecuencia de una unión poco sólida entre la coroides y la retina de los enfermos de RP.

La asociación de RP y vasculopatía retiniana de Coat agrava el pronóstico visual. Parece posible que las telangectasias vasculares sean consecuencia de una tendencia hereditaria respecto a una forma latente de vasculopatía que se desarrolla hasta su manifestación clínica. La asociación entre RP y desprendimiento seroso de retina del tipo de la enfermedad de Coat ha sido descrita en más del 2% de los pacientes con RP.


SÍNDROMES GENERALES

Suponen un 13-18% de todas las RP, se han descrito del orden de 77 síndromes distintos. Por lo tanto, una vez que se ha diagnosticado a un paciente de RP, es importante determinar si se trata de una degeneración exclusivamente ocular o bien si forma parte de un trastorno sistémico ya que algunas formas de RP son un síntoma frecuente de distintos errores metabólicos congénitos, especialmente en alteraciones del sistema peroxisomal, errores del metabolismo de los ácidos grasos y defectos de la cadena respiratoria mitocondrial. El diagnóstico preciso es importante tanto para un tratamiento correcto como para dar un consejo genético adecuado.

Algunos autores mantienen la hipótesis de que la RP es una alteración más extensa que la puramente retiniana y en esta línea se exploraron clínica, electrofisiológica y bioquímicamente cinco enfermos afectados de RP típica sin que se les encontrara ninguna alteración neuromuscular.

La asociación entre RP y enfermedad sistémica es a veces casual y otras responde a factores etiopatogénicos comunes; es difícil diferenciar cuándo se da una u otra circunstancia.


DIAGNOSTICO DIFERENCIAL. PSEUDORRETINOSIS


TRATAMIENTO

El tratamiento de los pacientes con RP constituye uno de los graves problemas, todavía no resueltos, de la oftalmología.

Se han utilizado distintos métodos de tratamiento basados generalmente en teorías etiopatogénicas hasta el momento no consolidadas.


TRATAMIENTO MEDICO

Los primeros intentos terapéuticos consistieron en un tratamiento específico antisifilítico así como procedimientos de acción no específica tales como la aplicación de sanguijuelas, corriente eléctrica continua y otros.

Tipo de RP Mejoría Estabil. Empeoran Total
AD 2 10 4 16
AR 8 32 16 56
? 4 38 21 63
TOTAL 14 80 41 135
Tabla 4. Resultados del tratamiento con Enkad según el tipo de RP.
Tiempo de Mejoría Estabil. Empeoram. Total control
4-5 años 4 14 3 21
6 años 5 26 15 46
7-8 años 4 28 12 44
>9 años 1 12 11 24
TOTAL 14 80 41 135
Tabla 5. Resultados del tratamiento con Enkad según el tiempo de control.

I II III IV
Agudeza visual >0,5 0,7-0,5 0,1-0,2 <0,1
Campo visual (º en cada meridiano) 40º 20º-40º 10º-15º <10º
Tabla 6. Clasificación de los pacientes con RP según la agudeza y campo visuales.

Tipo Mejoría Estabiliz. Empeoram.
RP 38,9 61,1
AR 40,8 57,6 1,6
XL 20 0,5 79,5
Exporádico 33,3 64 2,7
Tabla 7. Resultados, en porcentajes, del tratamiento con Enkad según tipo de RP.

Autor Mejoria Estabiliz. Empeoram.
Katsnelson 11,5 59 29,5
" 12 62 26
" 10,3 59,2 31,1
" 45
" 33 43,3 20,95
" 60
Tabla 8. Resultados, en porcentajes, del tratamiento con Enkad.

6 meses 12 meses 18-36 meses
(54 ojos) (31 ojos) (6 ojos)
AGUDEZA VISUAL 70,37 67,67 66,66
CAMPO VISUAL 96,26 96,77 66,66
Tabla 9. Porcentajes de estabilizaciones de agudeza y campo visual a los 6, 12 y

18-36 meses de haber recibido Enkad incluido en el curso terapéutico.

Parámetros Mejoría Empeoramiento
valorados (nº de ojos) (nº de ojos)
0,3 1
Agudeza 0,2 3
visual 0,1 18 6
0,001-0,08 14 15
(5º-30º) 12
Campo (35º-60º) 4
visual (30º-95º) 21
(65º-90º) 3
(95º-340º) 6
Tabla 10. Resultado del tratamiento de la RP con Taufón.


TRATAMIENTO QUIRURGICO

La idea del tratamiento quirúrgico de las degeneraciones retinianas corresponde a Burnside.

Se ha publicado que la agudeza visual aumenta 1,5 veces y el campo visual 2,5 veces más con cirugía que con tratamiento conservativo.


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