Mejor imposible .
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Varias películas nos describen algunos trastornos mentales. Ésta en concreto se centra sobre el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). Jack Nicholson (como Melvin Udall) nos muestra todo un repertorio de conductas repetitivas, impulsivas, no controlables, que interfieren seriamente con su vida normal, desde

La película mantiene como hilo conductor de toda la trama la necesidad de afecto que despliegan todos los personajes, desde el perro Vendrell hasta Helen Hunt (la camarera Carol), pasando por los vecinos (Greg Kinnear como Simon, y Cuba Gooding, Jr) y acabando en el propio Jack. Es el afecto, en cuanto supone aceptación incondicional, lo que parece “curar” a Jack.

Esa relación afecto-curación no es un componente esencial en los tratamientos terapéuticos del TOC pero es muy interesante que se plantee. A fin de cuentas, la necesidad de afecto y su satisfacción sana y equilibrada está en la base de la estructuración de nuestro ser y nuestra personalidad, y por ende en la base de muchos trastornos. En concreto, la falta de afecto y la presencia consecuente de falta de seguridad, apoyo y contención, especialmente en edades muy tempranas, bien puede generar estados de ansiedad que se pueden patologizar. Una de las explicaciones que se dan al TOC, situación encuadrada dentro de los Trastornos de Ansiedad, es que “sirve” a la persona para desviar la atención del problema ansiógeno principal, elaborando todas esas conductas cuya finalidad suele ser la de aliviar y descargar esa enorme ansiedad acumulada, pero de una forma indirecta y transitoria.

Esto es, en el caso de la película hay una posible conclusión que nos brindan: la falta de afecto en Jack genera tal ansiedad que no puede soportar y que siente que no puede manejar ni solucionar; por ello su mente “fabrica” todo ese repertorio de conductas que por un lado le dan la sensación de control, por otro le distraen de su necesidad imperiosa central, y por otro le alivian –aparente y transitoriamente- la fuerte ansiedad (se siente mejor tras lavarse las manos de la forma en la que lo hace, o tras comprobar que ha encendido y apagado las luces exactamente cinco veces).

Algo importante es notar como todos los personajes en la película (igual que en la vida real) tienen sus más y sus menos. A fin de cuentas los estados mentales no son cuestión de blanco o negro, de todo o nada, sino que todos nos situamos en un continuo de grises más o menos oscuros/claros (todos somos un poquito obsesivos a veces, tendemos a algunas compulsiones o “manías”, alguna que otra vez nos sentimos deprimidos… y también felices, alegres, y ajustados, sufriremos algún que otro delirio o alucinación, romperermos alguna norma).

Bien, y por si acaso, lo más recomendable es que demos y recibamos afecto en abundancia. Volver arriba





Actualizado el:
21 ene 2019
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