TRISTEZA Y FELICIDAD: UN CIRCULO VICIOSO?

Pregunta de un discípulo a Osho:

Siempre que surge en mí una cierta sensación de apertura y paz van seguidas de una fuerte ansiedad y depresión que me hacen sentir muy cansado. Me parece que es un círculo vicioso. ¿Qué actitud he de adoptar?

Respuesta de Osho:

Siempre sucede así; es natural, no un círculo vicioso. Siempre que estés contento, muy feliz, estarás en una cima; de repente, aparecerá el valle, la tristeza. Siempre hay valles junto a las cumbres, no puedes estar para siempre en la cumbre.

Lo opuesto siempre está a la vuelta de la esquina … porque lo opuesto no es lo opuesto, es lo complementario. Si estás contento continuamente, durante mucho tiempo, será un exceso de excitación, estarás desplazándote al extremo... y eso puede resultar peligroso para la vida. Tendrás que ser arrojado de nuevo a la tristeza. La tristeza es relajante; no es excitación. Es como la noche que sigue al día; cansado, te duermes.

No es un círculo vicioso, es natural, y la naturaleza tiene su propia economía, De modo que qué hacer? no perturbes el círculo. Lo único que tienes que hacer es no identificarte con esa sensación cuando te sientas en lo alto, o en lo bajo ... Recuerda siempre que sólo es un estado de ánimo, no tú, una atmósfra que te rodea, pero no tú. Cuando está lloviendo, no crees ser la lluvia. Cuando la lluvia se detiene y sale el sol calentándolo todo, no crees ser el sol ni su calidez … es algo que sucede a tu alrededor. En tu interior es lo mismo, recuérdalo! La felicidad o la tristeza simplemente es como la lluvia o el sol; es un clima, un estado de ánimo que te envuelve, un ambiente ... pero no eres tú. Tú eres el observador, eres el testigo y si eres el observador siempre recordarás -antes o después- que lo opuesto aparecerá. Lo estarás esperando.

Si estás preparado no será tan deprimente: cuando te sientas elevado, no estarás tan excitado; y cuando estés sumido en la tristeza, no estarás tan triste. Y poco a poco, la cumbre y el valle empezarán a acercarse cada vez más y llegará un momento en que la cumbre desaparecerá, el valle desaparecerá y estarás en tierra llana. Esa llanura no es felicidad ni infelicidad; le hemos dado un nombre diferente, la llamamos “conocimiento”, ananda (“beatitud”, en el original) … En un hombre de conocimiento, tristeza y felicidad se han encontrado, se han armonizado.

¿Qué es lo bueno de la felicidad? El sentimiento de euforia. ¿Qué es lo malo de la felicidad? La excitación, porque toda excitación implica cansancio. La excitación es una dispersión de energía; la excitación es una fiebre, la excitación es febril, es una situación malsana. Esa efervescencia no aparece en el hombre de conocimiento. Estará contento, pero no febril. No habrá excitación; ni siquiera podrás descubrir si se siente o no se siente feliz. Si te encuentras con un Buda no podrás descubrir si está o no está contento porque es tan calmadamente feliz que no revela nada superficialmente. la felicidad de un Buda no es la felicidad de una tormenta, con excitación y efervescencia; es la de un lago silencioso.

En la tristeza, lo malo es que te sientes apagado, te sientes pesado. En un hombre de conocimiento no hay amodorramiento. Es ligero, nada pesado. No camina por la tierra; de hecho, vuela, tiene alas. No tiene peso, la gravitación no le afecta, es como una pluma.

¿Y qué hay de bueno en la tristeza? Su profundidad. La tristeza es muy profunda; no hay risa tan profunda como la tristeza, porque la risa siempre es superficial, algo profana, algo vulgar. La tristeza posee una sobriedad propia, la tristeza posee una profundidad propia, la tristeza es profundamente sensible: la sensibilidad del valle, profunda y penetrante … contiene algo de sagrado.

Un hombre de conocimiento es ambos y no es ambos; trasciende ambos y es una armonía de ambosUn hombre de conocimiento es un milagro, una singular combinación de opuestos, una rara síntesis de opuestos.

Así que no creas que es un círculo vicioso; es natural. Todo lo que tienes que hacer es recordar que no eres el estado de ánimo que sientes. Cuando seas feliz, date cuenta de que la felicidad te rodea, burbujeando por todas partes; la risa te rodea, agitándote hasta tus mismas raíces... pero permanece alerta. No te identifiques con lo que sientes, no te conviertas en el estado de ánimo. Continúa como observador, porque el observador sabe en todo momento que lo otro está por venir, que aparecerá pronto. Dentro de nada verás que el día se está desvaneciendo y llega la noche. Continúa como observador. Cuando te sientas triste, continúa observando. Así como el día ha pasado, la noche también pasará. Todo pasa. Después de unas cuantas veces manteniéndote alerta serás capaz de recordar que existes completamente aparte: no eres ninguno de los dos: ni la felicidad ni la tristeza. De esta manera, por primera vez descubrirás el conocimiento. Ahora sabes que la infelicidad no puede perturbarte y que la felicidad tampoco puede perturbarte. Has alcanzado el estado de imperturbabilidad, el estado de conocimiento. Esa es la meta de todos los Budas (la palabra “buda” significa, literalmente, “despierto”).





Fuente: OSHO: Tao: Los tres tesoros. Volumen II – Cap. IV: “Budas y Bobos”. Ed. Sirio







¿Quién Eres?
El Ciego y El Publicista ... o "menos de lo mismo"