|
Había una vez un hombre que daba clases a padres sobre cómo ser padres. Las tituló: “Diez mandamientos para padres” y los padres, inseguros de sus aptitudes, iban de todas partes para asistir a su clase y aprender cómo ser mejores padres. En aquel entonces el hombre no estaba casado ni tenía hijos.
Un día conoció a la mujer de sus sueños y se casó. Con el tiempo tuvieron un hijo. Entonces cambió el título de la clase por “Cinco sugerencias para padres”.
Con el tiempo fueron bendecidos con otro hijo y entonces le puso un nuevo nombre a su clase: “Tres pistas provisionales para padres”.
Cuando nació su tercer hijo, dejó de dar clase.
|
 |
|
|