Master and Commander
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Otra de esas películas que yo pondría como examen obligado para los profesionales y estudiantes, en este caso sobre el tema del liderazgo (tema tabú incluso entre los gerentes más gerentes).
Al igual que ocurría con el valor de los reclutas durante el extinto Servicio Militar (en la cartilla ponía “se le supone”) algo similar ocurre con los jefes en cualquier faceta de la vida, que “se les supone” el liderazgo. Nada más lejos de la realidad (dicho en términos cinematográficos, “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”); esto es, a cualquiera lo pueden nombrar para ocupar un puesto de dirección, pero muy pocos tienen las cualidades y el entrenamiento necesarios para ejercer un buen liderazgo y una buena gestión… y así nos van las cosas.
En “Master and Commander” podemos ver a un líder en acción: Alguien que se ha curtido en decenas de batallas (algunos líderes nacen, la mayoría se hacen), que ha tenido grandes maestros de los que aprender, que cree firmemente en su misión, capaz de mantener su criterio y decisión cuando es preciso pero al mismo tiempo es flexible cuando las circunstancias lo permiten, en un entorno en el que la norma está al servicio del objetivo y de la eficacia y no, como tristemente suele ocurrir, donde sea un corsé que asfixia y el sentido absoluto y cuasi-divino de todo.
Ser líder, y ser jefe autocrático en ese sistema nada democrático (¿?) de un galeón de guerra, no le impide rezumar entusiasmo por todos los poros, mantener un sentido del humor sano y motivador, pedir y recibir las opiniones de sus subordinados quedando abierto a la discusión incluso cuando son opiniones sobre su propio estilo de mando, …
Vemos de forma repetida un momento clave para el líder: la toma de decisiones. Es una función que es propia y exclusiva del líder. Y junto a ella, inseparable (y desgraciadamente muy poco practicada en la realidad), la asunción de responsabilidades. Un líder no se "entera por los periódicos", ni busca chivos expiatorios, ni esconde la basura bajo la alfombra: asume su responsabilidad de una forma “natural”, automática y consciente. Y ése es uno de los pilares en los que se asentará su autoridad (esto es, la autoridad que le atribuyen sus subordinados) y el respeto que necesitará tener para poder desempeñar su trabajo.
Varias escenas nos recrean la soledad del jefe. El jefe es una pieza imprescindible y necesaria en cualquier equipo, es una pieza vital y esencial. El jefe no es uno más, aunque sea uno más al mismo tiempo. El jefe es el jefe. Y sí, en ese ejercicio del liderazgo, muchas veces estará solo; y casi siempre tendrá que marcar las diferencias (“ni entablar amistades ni ser un tirano”). El buen jefe incluso alcanzará el momento en que “no será necesario”, aunque siempre esté ahí.
El castigo es una de las muchas armas que tiene el líder en su mano para dirigir a sus hombres. Así es. Tiene que usarla con mucha mesura y prudencia, pero tiene que usarla con firmeza y sin titubeos cuando sea requerido (como en la escena de los latigazos al marinero que ofende a un oficial). Uno de esos momentos en los que el líder debe responder de forma inmediata y contundente es precisamente cuando se cuestiona de forma indebida la autoridad o se socaba la disciplina.
Al mismo tiempo, y sobre todo, el líder es pródigo en el reconocimiento de los éxitos, en las acciones motivadoras y en el respaldo y el apoyo técnico y personal a sus subordinados, cuidando de forma incansable los más pequeños detalles (ofrece vino al camarero, diseña aquel pastel de chocolate sorpresa, monta él la primera guardia cuando es asediado por la fragata enemiga, regala el libro sobre Nelson al grumete, entrega del mando al grumete y al nuevo Capitán,…) . Constantemente impulsa y anima la acción, y está físicamente allí donde hace falta.
Incluso en este ambiente de lucha encarnizada a muerte, el líder vive unos valores que trascienden la norma y la mera apariencia. Un ejemplo es aquella escena en la que expresa su admiración por el Capitán adversario. Al mismo tiempo, mantiene una atención personal e individual con cada uno de sus subordinados, sin olvidar el liderazgo sobre el grupo completo (algo que se suele olvidar en la práctica real).
Como todo jefe y gestor, contar con información fiable es vital para el desarrollo de la acción (vemos la escena en la que dos marineros le entregan la maqueta de la fragata enemiga), y todas sus acciones se basan en una meticulosa, profunda y concienzuda planificación; esto es, el jefe, el líder, invierte mucho tiempo en pensar (para eso le pagan…), y en preparar las acciones futuras.
Contra todo tópico (demasiado abundantes e infundados), la rigidez esperada de un ambiente disciplinado y normado no impide que haya verdaderas ráfagas de creatividad y originalidad, de compromiso multilateral de todos con la misión y con el líder.
Es una buena película que narra situaciones reales, es más, situaciones que se pueden dar en la realidad. ¡Ojalá nuestros líderes perdieran un par de horas viendo estas películas y reflexionando sobre ellas!…
Más adelante comentaré otras películas sobre este mismo tema: liderazgo, trabajo en equipo, valores, disciplina, …
Por cierto, aunque suponga una licencia artística, no es un buen ejemplo de ejercicio del liderazgo la manipulación
que parece que se hace de la nacionalidad de la fragata enemiga: en la película dicen que es francesa, cuando los datos históricos, según parece
(ver) ,
hablan de que era norteamericana... Parece que al público "made in USA" no le hubiera gustado conocer la historia en su versión original...
(Un estadounidense perseguido y derrotado por un inglés).
Esa no es la mejor forma de mantener la autoestima del personal, aunque alguna vez el líder pueda optar por usar estratagemas parecidas
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