Armas de mujer.
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El lenguaje del cine tiene mucho parecido con el de los sueños. Decenas de mensajes condensados, proyectados, transformados, de los que apenas nos damos cuenta a nivel consciente aunque el autor los haya montado con mimo y precisión para decirnos algo.
‘Armas de mujer’ empieza ya en su propio título. Me resulta curioso que en inglés se hace referencia explícita al contenido de toda la trama (‘Working girl’), mientras que la traducción al español se centra sobre algo quizás más anecdótico, periférico (¿y peyorativo?). El propio título en inglés ya introduce esa carga peyorativa al hablar de ‘girl’ y no de ‘woman’. ¡Y todavía no nos hemos sentado a ver la película!...
Música de percusión, esa gran panorámica-travelling aérea alrededor de la grandiosa imagen de la mujer-Estatua-de-la-Libertad que nos hace volar hacia el Paraíso Perdido, coros de voces angelicales, y en una aproximación rasante y acelerada nos acercamos hacia Manhattan y las Torres Gemelas...: toda una carga simbólica. Al mismo tiempo cantan esas voces del coro ‘Let the river run’: deja fluir la vida, deja que el rio corra, que la marea suba y baje, deja que las cosas sigan su camino,... y sobre todo ¡’come to New Jerusalem’!... ¡¡ven a la tierra prometida, a la Nueva Jerusalem!!!... donde nunca faltará el maná para aquellos que lo necesitan y que tengan fe...
Luego nos presentan otro de esos ríos (el primero fue el Hudson): las masas que corren y se atropellan, se amontonan en el anonimato, la uniformidad (peinados, corbatas, ...); torbellinos que todo lo parecen tragar, gentío donde incluso las protagonistas se pierden en las primeras escenas en el continuo movimiento de esa marea (¿negra?), quedando amorfas, despersonalizadas, ‘don nadies’, ... frente a las brillantes cristaleras y despachos de los poderes financieros y empresariales. Representan así a la ‘clase trabajadora’, casi como un modelo explicativo premonitorio de la actual ‘crisis financiera y demás’.
Desde el primer momento quedan definidos los papeles que cada protagonista va a jugar dentro de las Teorías de la Motivación y de las Necesidades Humanas de McClelland, Atkinson y Maslow .
Tess es un vivo ejemplo de la ‘necesidad de logro’. Suyas son las frases que lo reflejan en distintas escenas: ‘tengo clase de lenguaje, luego tengo becados’ (cuando Cyn la intenta liar para llevarla a la fiesta sorpresa de su cumpleaños), su insistencia ante el programa de formación de la empresa, siempre está leyendo y trabajando (incluso en el barco, o cuando va con el maletín a la fiesta de compromiso de Cyn), o en su lucha para asegurar el éxito de su idea y para que se le atribuya a ella la propiedad de la genial idea. La conversación con la Jefa de Personal tras desenmascarar a su jefe ‘macarra’ es también muy significativa (‘he estudiado durante 5 años en...’, ‘sé que trabajo bien’, dice Tess).
Su amiga Cyn encarnaría la ‘necesidad de afiliación’, empezando por aquella frase ‘¿para qué lo necesitas?’ ir a los cursos-, cuando ella está pensando en la fiesta. Quiere que las relaciones vayan bien, que no haya problemas, ... El grupo de las secretarias varias veces da muestras de esta necesidad (llevarse el café unas a otras, felicitar a las compañeras, hacer una colecta para Tess cuando la despiden, darse los ‘buenos días’, llamarse por su propio nombre).
Katharina es la viva imagen de la ‘necesidad de poder’. Poder, control, dominio, ... Cualquier medio es justificable para alcanzar sus objetivos. Despliega una gran habilidad para hacer que los demás cumplan sus deseos. Es impresionante como juega con la motivación, las necesidades y las expectativas de Tess, diluyendo las barreras de autoridad que le pudieran molestar, facilitando la identificación y generando una apariencia de equipo (nada más conocerse: ‘¡ah, ¿sí?, ¿tú cumpleaños?’, ‘yo también cumplo 30, somos casi gemelas’; en el despacho justo después ‘somos un equipo’, ‘agradeceré las buenas ideas’, ‘recompensaré el trabajo duro’, ‘nuestro equipo es una calle de doble dirección’; o cuando Tess le sugiere lo de las bolitas chinas ‘me encantan esas bolitas’, ‘me gusta, estupenda colaboración, sigue así’). En sí mismas estas frases no son malas, al contrario, son muy positivas, pero lo mismo le pasa a la energía nuclear, que en sí misma es un maravilloso recurso, pero que la finalidad a la que la destinemos puede ser terrible: a veces esas frases son meros instrumentos para que el directivo alcance su objetivo, una especie de actuación hipócrita y falsa, desconectada de la capacidad y la potencia motivadora que tienen. Mal empleadas pueden ser igual de devastadoras que una bomba nuclear. Da que hablar acerca de esos estilos de liderazgo llamados unos transaccionales, otros transformacionales
Katharina despliega un repertorio generoso de habilidades sociales, como buena líder que es. Es ella la que se presenta a su secretaria, acercándose a darle la mano; saluda al pasar por el pasillo de entrada; su sola presencia hace que las secretarias se callen de inmediato y vuelvan raudas a sus mesas de trabajo; ofrece un coctail de bienvenida, donde se muestra simpática, negociadora y seductora y dice aquello de ‘el capullo de hoy es el magnate de mañana’, para luego dejar plantada a Tess con un ‘me gustaría ayudarte pero...’; consigue la habitación que quería en Suiza, y todo el equipo médico y más revolotea a su alrededor en aquella fiesta de despedida del hospital suizo.
Tanto calan aquellas frases y ese aura de Katharina en Tess que luego le diría a su novio ‘ella me toma en serio’, y añade ‘porque es mujer’... Unas escenas más adelante Tess está agachada frente a Katharina abrochándole las botas de esquiar. Y un poco más adelante, antes de descubrir el engaño, vemos a Tess totalmente identificada con su jefa (imitando su forma de hablar ante la grabadora, usando su bicicleta estática, ...), a la que ya ha tomado como modelo casi divino.
Muchas veces no se valora bien el efecto que tiene la rotura de un compromiso, el faltar a una palabra dada, el engañar a un subordinado. Lo vemos cuando Tess descubre la grabación. La necesidad de ser capaces de generar soluciones creativas en la resolución de cualquier problema queda valorada por Trask cuando cuenta el ejemplo del camión atascado a la entrada de un túnel: ‘una niña de 10 años que pasaba les dice que deshinchen las ruedas del camión’...
Queda para la reflexión la alusión que hace Jack Trainer en aquel bar de copas para ejecutivos sobre lo de la sorpresa de encontrar allí una ‘mujer vestida de mujer’.
Dos frases para acabar: ‘uno no puede saltarse las reglas si no está arriba, y solo se puede llegar arriba si se saltan las reglas’, ‘tengo una mente para las finanzas y un cuerpo para el pecado’ (...las dice Tess...). Volver arriba