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DIAGNOSTICO
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A pesar de ser una enfermedad
muy antigua, hasta 1975 no se empezó a estudiarla como tal, siendo
en 1979 cuando Morán la define como juego patológico. Su
reconocimiento oficial no se produce hasta 1980, cuando la Asociación
de Psiquiatría Americana en el Manual diagnostico y estadístico
de los trastornos mentales, incluye el juego patológico como una
de sus categorías dentro de los trastornos del control de impulsos
no clasificados en otros apartados (APA, 1980).
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En el DSM-IV esta clasificación
diagnóstica abarca cinco categorías específicas (trastorno
explosivo intermitente, cleptomanía, juego patológico, piromanía
y tricotilomanía) La categoría residual está bajo
el epígrafe de trastorno de control de los impulsos no especificado,
y se incluiría en ella aquellos trastornos del control de impulsos
que no cumplen los criterios de un trastornos específicoy una categoría
residual.
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La OMS coincide practicmamente
en su totalidad en lo referido a esta categoría en la clasificación
Internacional de las enfermedades mentales (CIE-10, OMS, 1992).
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Según el DSM-IV, los
trastornos del control de impulsos se caracterizan por un impulso irresistible
a realizar actos dañinos y se definen por tres características
esenciales: Fracaso en resistir el impulso, deseo o tentación de
llevar a cabo algún acto que es dañino para el individuo
o para los demás; sensación creciente de tensión o
de actyivación antes de llevar a cabo el acto y experiencia de placer,
gratificación o liberación en el momento dde consumar el
acto.
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Para Echeburúa (1992),
el DSM-III-R supone un vuelco respecto a los criterios diagnósticos
del DSM-III. En la revisada, los criterios para el abuso de sustancias
y para el juego patológico son básicamente los mismos si
se sustituye el juego por la sustancia adictiva, con un énfasis
especial en la pérdida de control.
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La diferencia entre una y otra
edición radica en subrayar los síntomas fisiológicos
como la abstinencia y la tolerancia, que justifican la similitud de este
cuadro con las catacterísticas esenciales de la dependencia de sustancias
psicoactivas (Lesieur y Heineman, 1988).
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El juego patológico,
según lo anteriormente citado, podría clasificarse como una
adicción no tóxica, pero la categoría de adicciones
en el DSM-III-R se limita a las conductas de ingesta de alcohol y otras
drogas (Echeburúa y Báez, 1991).
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Según el DSM-IV el diagnóstico
de ludopatía se estable cuando se cumplen al menos cuatro de las
condiciones o características siguientes:
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1. Frecuente y creciente preocupación
por el juego o por obtener dinero para jugar, con tendencia a rememorar
experiencias lúdicas del pasado y a planear nuevas actividades.
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2. Jugar con frecuencia mayor
cantidad de dinero o por un periodo de tiempo más largo en relación
con lo previsto.
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3. Necesidad de incrementar
el volumen o la frecuencia de las apuestas para conseguir la excitación
deseada.
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4. Intranquilidad e irritabilidad
en caso de no poder jugar o al intantar reducir o dejar el juego.
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5. Pérdidas repetidas
de dinero debidas al juego y reiteración en la conducta de juego
con el propóstio de recuperar las pérdidas.
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6. Repetidos esfuerzos infructuosos
por abandonar o reducir el juego.
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7. Aumento de la conducta de
juego ante dificultades psicológicas o sociales.
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8. Sacrificio de obligaciones
familiares, sociales u ocupacionales para poder jugar.
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9. Persistencia en el juego
(incapacidad de abstención) a pesar de la imposibilidad de pagar
las deudas crecientes o a pasar de otros problemas significativos (sociales,
ocupacionales, legales), que la persona sabe que son incrementados por
el juego.
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Controversia Actual En El Diagnóstico
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En el siglo XIX se agrupo al
juego patológico, piromanía, cleptomanía y alcoholismo,
en las llamadas "monomanías instintivas". Siendo a mediados del
siglo XX cuando los manuales diagnósticos a estas mismas categorías
las clasifica como en la actualidad, pasando el alcoholismo a ser una adicción,
por lo que perdió ese aspecto impulsivo que tanto estigmatiza a
estas enfermedades.
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Hoy en día todo el mundo
reconoce el aspecto adictivo del alcohol, principalmente por el carácter
químico que conlleva y por la naturaleza del problema que es similar
a la de otras adicciones. Denominando a éstas, drogodependencias
con todo lo que conlleva científico y socialmente, no ocurriendo
lo mismo con otras, que por no poseer ese aspecto exoquímico, se
olvida su naturaleza adictiva, atribuyendo la causa de las mismas al aspecto
impulsivo-compulsivo, con la dificultad que conlleva su conocimiento.
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Aunque según los manuales
diagnósticos del APA y de la OMS el juego patológico es un
trastornos de control de impulsos, para la mayoría de profesionales
y especialistas en la materia, la ludopatía es una adicción
llamada "no tóxica", aunque
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hubo un tiempo que por sus similares
características con el trastorno obsesivo- compulsivo, se pensaba
que era una forma de éste, denominandolo "juego compulsivo".
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El mismo problema se está
dando en los demás trastornos de la mism categoría y muchos
otros trastornos nuevos, que por su complejidad, actualmente son difíciles
de clasificar, como son los llamados, compra compulsiva, ciberdependencia,
adicción al sexo, etc., e incluso algunos trastornos de alimentación.
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