¿Que és el juego patológico?
       
 


TRATAMIENTO
  • Hasta los años 90 la escasez de publicaciones sobre tratamiento en el Juego Patológico ha sido muy notorio. Últimamente han surgido importantes estudios al respecto con importantes repercusiones. Los tratamientos desde un principio se han sustantado en los programas que ya existían para el tratamiento del alcoholismo. Según el National Council on Compulsive Gambling hay mas de 41 programas distintos en Estado Unidos.La mayor parte de programas de tratamiento americanos, ya sean ambulatorios o en régimen de internamiento, están orientados hacia el consejo profesional, las psicoterapias grupales y la asistencia a Jugadores Anónimos. Existen 600 grupos de jugadores anónimos en USA y unos 300 dirigidos a las familias e hijos de los jugadores.
  • La psicoterapia grupal en jugadores es similar a la que se realiza con pacientes alcohólicos, aunque ambos grupos presentan diferencias claras. Taber y McCormick (1987) informan de que el paciente alcohólico suele ser más pasivo, depresivo y perfeccionista, mientras que el jugador patológico suele ser más competitivo, egocéntrico, enérgico, hipomaníaco y extrovertido y a menudo, intolerante y manipulativo.
  • Desde otro abordaje teraéutico, la modificación de conducta está ofreciendo resultados esperanzadores. Aunque los primeros estudios sobre intervención están en desuso, dando paso a otras con la desensibilización en imaginación (McConaghy y cols., 1983) y la relajación en imaginación (McConaghy y cols., 1988) que están ofreciendo mejores resultados que las anteriores. También se está utilizando técnicas de control de estímulos y exposición, de forma independiente y conjunta, obteniendo esta últinma modalidad resultados bastantes aceptables, así como paquetes de técnicas cognitivo-conductuales en grupo.
  • El internamiento del paciente, fue algo insólito precedido también de otros tratamientos para algunas adicciones. Este procedimiento se basaba en la penosa situación económica y psicológica del jugador así como en facilitar el abandono de algunas actividades sociales que le inciten a jugar.
  • Sin embargo, la mayoría de los tratamientos se hacen sobre una base ambulatoria, con dos objetivos, la abstinencia total o la parcial (juego controlado). La mayoría de los programas están dirigidos a la abstinencia total, a pesar de la existencia de algún trabajo sobre la eficacia del juego controlado (Dickerson y Weeks, 1979 y Rankin, 1982 citados por Ladouceur, 1993).
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      Estos autores matizan que, para algunos jugadores, este objetivo asegura la adhesión al tratamiento ya que la persecución de la abstinencia entraña un fin prematuro de la terapia. Este tipo de terapia se cree más atractiva, realista, facilita la búsqueda de ayuda profesional, evita parcialmente los abandonos del tratamiento y fomenta la cooperación con el terapeuta, aunque los resultados son más incierto por la poca rigurosidad de los estudios (Rodriguez-Martos, 1987).
    • Los programas dirigidos a la abstinencia total son muy dispares, parece que las técnicas más eficaces, según los datos, son la desensibilización imaginada (variante de la desensibilización sistemática en la que las escenas no se presentan en un orden jerárquici) y la exposición en vivo con prevención de respuesta y control de estímulos.
    • Uno de los primeros y más clasicos tratamientos cognitivos-conductuales es el de Ladouceur y cols. (1994). En el se presentan cinco componentes: información sobre el juego (definición del problema, ejemplos de jugadores, aspectos legales y descripción entre jugador social y jugador patológico); intervención cognitiva, basada en los datos que muestran la presencia de un 70% de verbalizaciones emitidas irracionales (se determina el proceso de cambio, el desarollo de ilusión de control donde se sobreestima la posibilidad de control y se se explica la existencia de cogniciones erroneas causa-efecto entre su conducta de juego y el resulado del mismo); entrenamiento en resolución de problemas ( metodo de Goldstein, 1988 y se le sugiere actividades sociales alternativas); entrenamiento de habilidades sociales (técnicas asertivas) y prevención de recaidas ( control de situaciones de alto riesgo).
    • Estos autores recomiendan el conocimiento de todos los componenetes que puendan ayudar al jugador así como la importancia de una intervención temprana dirigida principalmente al jugador y a su entorno, resolviendo sus problemas familiares, sociales y financieros.
    • Como se ha mencionado, hay muy variados programas de intervención pero la gran mayoría se basan en el procedimiento anterior.
    • En forma de ejemplo, destaca la intervención que describen Arribas y Martínez (1991) en un Centro de Salud Comunitaria.
    • En este centro tras el proceso de evaluación donde se conoce entre otros aspectos la ocupación de tiempo libre de los pacientes y sus redes de apoyo social, se informa sobre la terapia, intentando establecer objetivos y compromisos terapéuticos. Trás la aceptación de las mismas se inicia las sesiones de autoexposición graduada con una especial atención al modelado de respuestas de autocontrol de la ansiedad que pudieran emplear durante la exposición, donde se entrena al paciente a utilizar autoinstrucciones que debe utilizar en situaciones de riesgo.
    • A todos los pacientes se les instruía en control del dinero y solo en algunos casos se puede tramitar una autoprohibición de entrada en casinos y salas de bingo. A diferencias de otros programas se les entrena en control de estímulos, que se caracteriza en evitar el entorno que rodea al juego y en afrontamiento de estas situaciones mediante autoexposición.
    • En el proceso terapéutico se mantienen contactos con los familiares a quienes se les informa sobre las caracteríticas del problema del juego y las repercusiones psicológicas que tenían en los pacientes, además de explicar el tratamiento.
    • Por su actualidad e importancia que tiene en nuestro país, destaca el programa de tratamiento de Fernández-Montalvo y Echeburúa (1997) basado en técnicas de exposición en vivo con prevención de respuesta y el control de estímulos. Con la exposición en vivo con prevención de respuesta se pretende que el sujeto experimente deseos de jugar, pero que aprenda a resistir y controlar esos deseos de forma progresiva.
    • El formato del programa de cese de la conducta de juego consta de cinco sesiones, de una hora de situación, y con un periocidad semanal. El programa tiene un formato individual, pues facilita la adpatación del control de estímulos y de la exposición a las características individuales de cada caso.
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        • Las cinco sesiones resumidamente son:
        • - Primera Sesión: Plantear la hipótesis del problema desde la perspectiva del análisis funcional de la conducta, determinar los aspectos financieros, evitar las situaciones de juego y autodenunciarse.

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        • - Segunda Sesión: Revisar las tareas planificadas en la primera sesión y tratar las dificulartades planteadas, explicar la teoría subyacente al procedimiento de la exposición gradual en vivo con prevención de respuesta y elaborar un procedimiento individualizado de exposición, según el análisis funcional de la conducta, y establecer el plan de actuación.

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        • - Tercera Sesión: Revisar las tareas planificadas en la sesión anterior y tratar las dificultades planteadas, reforzar al paciente y al coterapeuta por los progresos habidos y enseñar al paciente el conceto de conductas (y relaciones sociales) alternativas reforzantes y hacer un listado de ellas.

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        • - Cuarta Sesión: Revisar las tareas planificadas en la sesión anterior y tratar las dificultades planteadas y reforzar al paciente y al coterapeuta por los progresos habidos.

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        • - Quinta Sesión: Revisar las tareas planificadas en la sesión anterior y tratar las dificultades planteadas.

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    • Últimamente están apareciendo estudios comparativos como es el ya antiguo trabajo de McConaghy y cols. (1983) donde se observó la ineficacia de los tratamientos aversivos, pusto únicamente alcanzó un 20% de éxito frente al 70% de la desensibilización imaginada. En un estudio posterior (McCormick y cols., 1988) se mostró que no había diferncias significativas entre la desensibilización imaginada y una modalidad de relajación, puesto que ambas obtuvieron un éxito cercano al 60%, aunque un nivel de ansiedad-estado al mes de seguimiento fué un predictor de fracaso terapéutico al año de seguimiento.
    • A partir de las revisiones realizadas por diversos autores, como Fernández-Montelvo y Echeburúa (1997) y otros, se pueden exponer en forma gráfica algunos de los estudios comparativos realizados sobre tratamientos en estos últimos años.

    AUTORES Y AÑOS TRATAMIENTOS
    McConaghy et al. (1983) (N=20 sujetos) Desensibiliz.. Imagin. 70% Terapia  Aversiva 20%
    McConaghy et al. (1988) (N=20 sujetos) Desensibiliz. Imagin. 50-70% Modalidad Relaj. 50-70%
    McConaghy et al. (1991) Desensibiliz. Imaginada 66%
    Grrenberg y Rankin (1982) (N=26 sujetos) Exposición en vivo con  Prevención de Respuesta 19%
    Ladouceur y cols. (1992) Terapia Cognit- Conductual 75% (n=4)
    Echeburúa et al. (1994) (N=64 sujetos) Control de EE y exposición con prevención de Rs 75%  Terapia de grupo cognitivo-conductual  62,5% Combinación de las anteriores 37,5%
    Echeburúa y Báez (1994) Terap. Combina control de EE 19% Terap. Combina expos. preven. de Rs. 19%  

    • Es importante destacar el seguimiento que hicieron Echeburúa y cols. (1994) en un estudio donde se compara tres modalidades terapéuticas: a) tratamiento individual de control de estímulos y exposición en vivo con prevención de respuesta, b) terapia de grupo cognitivo-conductual (reestructuración cognitiva, búsqueda de soluciones, terapia grupal, autoestima, etc.) Y c) una combinación de ambas modalidades terapéuticas.
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    • Los resultados obtenidos tras varios seguimientos se pueden observar en la siguiente tabla:
     
      modalidad A modalidad B modalidad C
    6 meses 75% 62,5% 37,5%
    12 meses 68,8% 37,5% 37,5%

    • Últimamente en los estudios se está haciendo referencia no sólo al porcentaje de éxito sino también a la disminución de la sintomatología asociada, principalmente ansiedad y depresión, con importantes resultados en los seguimientos (Blaszczynski y cols. 1991).
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    • Otro aspecto añadido ampliamente citado en la literatura es la alta comorbilidad que posee el juego con otras adicciones. Los datos son muy dispares, si bien, de un modo aproximativo la comorbilidad entre todas las adicciones con respecto al juego patológico se aproxima a un 15%, mientras que entre los jugadores patológicos la coexistencia de otras adicciones está entre el 45-55%, donde prevalecen las adicciones a drogas legales, como el tabaco y el alcohol. Respecto al fundamental hecho de la poliadicción, debe ser tomada en cuenta en el tratamiento. Lesieur (1991, 1993) demuestra que el tratamiento combinado es efectivo, principalemente en los casos de alcoholismo y ludopatía.
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    • Actualmente se está incluyendo, en prácticamente todos los casos de intervención, a la familia. Heineman (1994) recomienda siempre este procedimiento ya que la familia no solo juega un papel importante, sino que es parte directamente implicada. Por lo que según este autor la intervención familiar es necesaria, desde el punto de vista ético, consiguiendo en la mayoría de los casos aumentar el éxito terapéutico, reestableciendo la unidad familiar.
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    • La proliferación de asociaciones, comentada al principio, se debe a la falta de especialista, a la gratuidad de las mismas y en muchos casos por su concección intimista, al guardar el anonimato, debido al prejuicio social que todavía soportan el juego patológico y el alcoholísmo. Estos grupos de autoayuda, facilitan un modelo de coping, posibilitando el desarrollo de estrategias de afrontamiento (McCormick y Ramirez, 1988). La eficacia de estos grupos se aproxima al 15% (Brown, 1987), menor que otras técnicas, por lo que estas asociaciones deben de cumplir un papel mas complementario, principalmente para prevenir las recaidas.

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