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La locura: mito o enfermedad social (2)

 

Esto, de nuevo, implicaba una actitud maniqueísta, en el sentido de que algo que es del orden de la libertad individual pero, difícil de controlar y que su práctica va en contra de lo establecido, algunas estructuras de poder se inventaban una etiqueta para tener una justificación legal y reprimir o perseguir a personas que llevaban un funcionamiento que no correspondía a lo establecido. Esta idea del onanismo ha venido acompañada, hasta hace muy poco tiempo, de un perjuicio enorme. El que realizaba prácticas masturbatorias era un perverso o alguien que no tenía control sobre las pulsiones y por lo tanto, sobre sí mismo. Por aquel entonces el psiquiatra salvaba al "paciente" de la masturbación aunque éste no deseara tal salvación. En la actualidad algunos psiquiatras y psicólogos quieren salvar de la depresión y de una horrible caterva de enfermedades mentales, aunque tampoco la víctima en este caso desee tal salvación.

Uno de los rasgos más terribles de la creencia general en la brujería, era el hecho de que nadie sabía con certeza quién era bruja. Actualmente nadie tiene la certeza de quién está y quién no está enfermo mentalmente.

Otra etiqueta que el poder ha utilizado para castigar y reprimir a las personas ha sido el término de "Homosexual", tanto en el sentido difamatorio(lo cal conlleva ya una escala de valores definidas y sexistas) como por la manifestación de esta elección de género sexual. La homosexualidad era una manifestación de placer puro, pues en la relación hombre-hombre, mujer-mujer es palpable que dos personas buscan el placer por el placer y eso era intolerable. , mientras que cuando un hombre y una mujer copulan siempre pueden justificarse esta acción vinculándola con la procreación, como fin divino, siendo divino, por tanto, el coito y la relación sexual. Dentro de la esfera del poder social hasta hace muy poco la represión hacia este tipo de manifestación sexual ha sido constante. Algunos psiquiatras han contribuido a esta represión en cuanto que ellos han puesto la etiqueta de pervertido y enfermo. Hasta hace aproximadamente siete años, el Manual de Diagnostico americano de los Trastornos Mentales (DSM) consideraba la homosexualidad como enfermedad mental de tipo social, manifestación patológica, socialmente hablando, por el número de personas que la practicaban . La homosexualidad se ha visto combatida y reprimida.

Las etiquetas de enfermedad mental que se han empleado para reprimir manifestaciones humanas que atentaban contra el orden establecido han contribuido a crear prejuicios muy grandes y a que el sufrimiento psíquico se oculte, se tergiverse o se utilice como amenaza.

Todos sabemos que la persona que tiene en su trabajo el diagnóstico de depresión, en las posibles pruebas de selección que realice el psicólogo va a quedar descalificado automáticamente y no hablemos de la repercusión de la etiqueta de esquizofrénico o antecedentes de intento de suicidio. Las etiquetas, repito, vinculadas a la enfermedad mental marcan y condicionan las actitudes subjetivas y personales del individuo, con lo cual, se está violando la intimidad y rompiendo su libertad personal; máxime cuando quien juzga y diagnostica estas supuestas enfermedades y pone las etiquetas, son la mayor parte ineptos desde un punto de vista profesional, porque no saben de lo que están hablando. Porque nadie en el fondo sabe lo que es la locura y la enfermedad psíquica puesto que no se puede medir ni cuantificar, por mucho que se intente.

Una persona puede estar afectada por un duelo que ha vivido y encontrarse en situación de baja laboral por un estado de tristeza, melancolía; automáticamente en el puesto de trabajo esa persona puede ser marcada por la etiqueta de depresivo con todas las consecuencias que ello implica.

Esto se ha usado incluso políticamente. En las dictaduras se ha empleado la etiqueta de enfermedad mental para reprimir y encerrar a inocentes o militantes revolucionarios. En la dictadura rusa, los campos de trabajo han estado llenos de personas catalogadas de locas por motivos puramente políticos. Aquí en España, el famoso psiquiatra J. A. Vallejo Nájera se dedicó a investigar el "gen" que tenían los "rojos", pues este gen determinaba de manera innata esta tendencia política. Vallejo Nájera fue una de las cabezas visibles durante la dictadura franquista en el tema de la represión más fuerte que ha existido sobre los llamados enfermos mentales. Y esto se ha olvidado.

Uno de los mayores errores del ser humano es el olvido.

Todo esto pesa y continua pesando. Cuanto más poder social hay, más uso se hacen de los conceptos vinculados a la locura y de las etiquetas vinculadas a la enfermedad mental como forma de represión. Este tema ha de interesar tanto al profesional como al ciudadano; hemos de tomar conciencia de él y asumir nuestra responsabilidad.

 

LOCURA O SUFRIMIENTO PSIQUICO

Haciendo una síntesis, desde un análisis sociológico la locura en el sentido más amplio de la palabra sería un CONSTRUCTO IMAGINARIO que usa el poder para reprimir formas de vida cotidianas que pueden ir contra lo establecido. El otro plano, que también es real, es el del sufrimiento individual. Es evidente que el sufrimiento existe y tiene manifestaciones distintas en función de tres variables:

- persona específica que sufre.

- ecosistema en el que se sufre.

- respuesta del ecosistema ante la demanda del que sufre.

Todo ello vendría determinado por los acontecimientos vividos a lo largo de la propia historia individual, fundamentalmente por el período acontecido hasta los 16 años. No sufrimos por casualidad, hay una serie de variables que se oponen a las dinámicas naturales y específicas del animal humano. Del mismo modo que sufre un animal que es sacado de su medio y metido en un zoológico. El animal está viviendo un sufrimiento que le lleva progresivamente a desarrollar comportamientos distintos de las respuestas que tendría en su medio natural.

 

 

 

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