INICIO

La locura: mito o enfermedad social (5)

 

 

Otra historia es la del jardinero de un pueblo, padre de familia con un comportamiento normal y que de repente un día va en el coche con un amigo y piensa decirle que cambie de marcha, pero en lugar de decírselo siente el impulso de tocarle la pierna; instantáneamente un "clic" se rompe y esta persona empieza a pensar que es homosexual pues ha tenido impulsos de tocar a su amigo. Cuando está en casa piensa en abandonar a su familia, le gustaría desaparecer. Este hombre se va adentrando en una situación de rumiación mental obsesiva y permanente de cosas absurdas, que no puede quitarse de la cabeza ("soy homosexual mi familia me lo va a notar y se van a dar cuenta de que me quiero ir de casa").Sin que se entere su familia visita al psiquiatra diciéndole que tiene depresión que se lo han dicho sus compañeros que lo ven muy callado y no tiene ganas de ir a trabajar. El psiquiatra le receta la medicación durante 4 meses y le concede la baja laboral durante 2 semanas...

Otro caso que podemos comentar es el de la pareja que llevan quince años juntos y tienen dos hijas. La relación de pareja está muy deteriorada por la vida que lleva su marido, por sus continuas salidas y relaciones con otras mujeres.La mujer se siente incapaz de plantear la separación, pues en las ocasiones que lo ha hecho su marido ha acabado por convencerla de que continúen juntos. El le promete que va a cambiar, que dejará a sus amantes y por lo tanto el matrimonio se mantiene.Pasa el tiempo, ella ve que todo sigue igual, se va repitiendo la misma historia y continua siendo incapaz de dejar la relación.Llega un momento cuando este hombre encuentra a otra pareja con la que puede vivir, le plantea a su mujer que ahora está de acuerdo con la idea de la separación que va a hacerlo por ella. Esa mujer acepta la decisión del marido y renuncia a sus hijas, pues se siente incapaz de ser buena madre y esposa y comienza a reprocharse el que no ha podido aguantar lo suficiente.La pareja se separa y la mujer se ve sola, alejada de lo que fue su familia que ahora vive con otra persona. Se da cuenta que ha sido engañada de que todo ha sido una mentira, ha sido vapuleada y manipulada por su marido. En ese momento comienza a tener impulsos que no puede controlar, va al psicoterapeuta y le comunica que tiene miedo a la locura, tiene miedo de los impulsos de matarse y de matar a su familia...

Hay muchas historias como estas, con variaciones sobre un mismo tema. Todos estos casos nos llevan a plantear junto a la idea de la locura como etiqueta manipulada por los poderes sociales, la idea de la locura como algo que existe vinculado al miedo a perder el control y junto a este miedo la presencia del sufrimiento psíquico como algo real consecuencia de un ecosistema, de una historia personal y que va a depender en esos momentos de nuestra posición y nuestra actitud como profesionales para que esa persona adquiera el pasaporte para poder traspasar la frontera o quedarse en el territorio de la locura.

Por otra parte qué ocurre, cuando alguien se plantea la posibilidad de romper los parámetros de los referentes cotidianos. La pregunta es: ¿Por qué tenemos tanto miedo de perder los referentes? ¿Tan importantes nos creemos?

Cuando no existen referentes ¿qué sucede? ¿desaparecemos?, tal vez lo que suceda es que entremos en otro plano de existencia y sentimos lo que está más allá de esa estructura entrando en contacto con lo esencial. Lo esencial se encuentra ahogado y embrutecido por la mezquindad de lo cotidiano por preocupaciones triviales (el préstamo que he de pagar, los problemas del trabajo etc...). Estas cosas son las que van cubriendo día tras día nuestra existencia y llega un momento en el que dan ganas de volverse loco y dar el salto para pasar al otro plano.

Pero dar el salto en este sistema social es muy difícil y en ocasiones dar pequeños saltos (separarse, cambiar de trabajo) son ya grandes suicidios sociales porque nos enfrentan a la soledad de lo cotidiano, a la imposibilidad de entrar en relaciones afectivas de calidad que nos satisfagan; entramos por tanto en una superficialidad en la que todos tomamos parte, entramos en la soledad, y conectamos con la miseria social..

Este planteamiento asusta por lo que decidimos seguir adaptados, incluso cuando algo nos dice que todo lo que estamos viviendo es mentira, es una ilusión. Tal vez como dicen los indios de algunas tribus brasileñas, la autentica realidad sea aquella que vivimos en los sueños y no la realidad tangible, pues en los sueños estamos más cerca de escuchar el lenguaje de los dioses. Y ¿quienes son los dioses? cada persona puede ponerle el nombre que quiera; esos dioses tienen que ver con ese parte "esencial" nuestra que nos vincula a lo que está más allá de nosotros mismos. Pero entrar en ese plano nos da pavor y preferimos quedarnos en lo concreto.

Esta es la tragedia de lo humano de la que hablaba Nietszche, el cual también se refirió al superhombre como aquel que daba el salto y rompía con lo cotidiano, y en definitiva entraba en la locura. Pues ésta es subversiva, es radical, y transforma lo cuantitativo en cualitativo. Por ello cuando, por diversas circunstancias que no enumeraré en este encuentro, alguien entra en crisis podemos ayudarle a conectar con esa parte cualitativa a la que se acerca pero teme porque no la entiende, o podemos devolverlo a su ignorancia y a su embrutecimiento, si lo logramos pues en ocasiones sólo lo dejamos en la frontera condenándolo a estar en ninguna parte, a un estado zombie en el que se encuentran tantas personas aquejadas de sufrimiento psíquico.

Mi postura hoy, como persona que diariamente se encuentra con estas cosas, refleja, mi propia necesidad de contar lo que veo, lo que pienso y lo que siento.

Realmente para poder escuchar y comprender a esa persona que sufre uno tiene que sentir ese sufrimiento, hemos de acercarnos a entender esas palabras porque todo lo que se dice todas las historias que he contado son reales, humanas y tienen su lógica.

 

 

 

 

< anterior

siguiente >

página >

1

2

3

4

5

6