La persona que padece crisis de angustia vive aterrado/a por su re-aparición. Aprender a relajarse, a recuperar el control y sentir seguridad ayudará al paciente a no volver a temer el regreso de una crisis de angustia.
Podemos reconocer una crisis de este tipo por la aparición súbita
de síntomas
de aprensión, miedo pavoroso o terror, acompañados habitualmente
de sensación
de muerte inminente.
Durante
estas
crisis también aparecen síntomas como
falta de aliento, palpitaciones, opresión o malestar torácico,
sensación de atragantamiento
o asfixia y miedo a “volverse loco” o perder el control.