Cuando convertimos un acto cotidiano como es salir a la calle, en un miedo irrefrenable estamos ante la agorafobia, una de las fobias que más entorpecen la vida cotidiana de una persona.
Una experiencia negativa en un entorno abierto puede llevarnos a relacionar
calle con peligro convirtiendonos en personas incapaces de desarrollarnos
normalmente en espacios abiertos. Aparece entonces la ansiedad
o directamente evitamos lugares o situaciones
donde escapar
puede
resultar
difícil
(o
embarazoso),
o bien donde sea imposible encontrar
ayuda en el caso de que aparezca en ese momento una crisis de angustia o síntomas
similares a la angustia.